El 5 % de los pilotos comerciales en Colombia, alrededor de 110, son mujeres.
Tiene 27 años y es la piloto más joven al frente de una de las aeronaves comerciales más grandes que vuela en Colombia. Camila Basto se convirtió en capitana cuando tenía 26 años gracias a la disciplina y la dedicación en una profesión que, hace menos de una década, era exclusiva de hombres.
Cuando a los doce años dijo en su casa que quería ser piloto comercial e insistió en su idea hasta que se graduó de bachiller, ninguno de los argumentos que se oponían logró convencer a Camila Basto de desistir en su intención.
“En mi casa me decían ‘Camila, porqué no estudias otra carrera‘. Estaba joven, me decían ‘tienes tiempo, has otra’, pero yo la verdad fui terca y hoy agradezco eso 100 %. Inicié mi carrera a los 19 años y las cosas se dieron muy bien”, asegura.
Sin embargo, al saber que competir en una profesión en la que menos del 5 por ciento de personas que la ejercen son mujeres, entendió que de su empeño, dedicación y disciplina dependía sobresalir, entre los demás, en un proceso “de formación tanto personal como profesional, aprendiendo de los pilotos más antiguos”.
Su notable desempeño en cada una de las tareas asignadas hicieron que fuera escogida como copiloto, entre la tripulación que comandó el Pastor Uno, el Boeing 787 que el de 10 septiembre de 2017 transportó al papa Francisco desde Cartagena a Roma.
Ese evento para la capitana Basto, junto al día que llegó “el mail citándome al proceso de selección y a las pruebas para ser capitana en Avianca”, están entre los más felices de su vida y en la carrera en la que asegura, sigue “aprendiendo muchísimas cosas y viviendo su sueño”.
Camila Basto tiene en sus manos diariamente está responsabilidad de llevar con bien a por lo menos 800 personas en los cuatro vuelos que en diferentes ciudades aterriza y despega al mando de un Airbus A320, uno de los aviones de pasajeros más grandes que se mueve en los cielos colombianos.
“Hay vuelos en los que los pasajeros se asombran cuando los auxiliares dan un anuncio inicialmente diciendo que la capitana es Camila Basto”, recuerda al señalar que muchos la felicitan por el vuelo e, incluso, muchos le piden una foto junto a ella.
Inspiración para los demás
Los pilotos al mando de las aeronaves, y en general la tripulación, cada seis meses son sometidos a rigurosos exámenes prácticos y teóricos pues la industria de la aviación también se actualiza y cambia constantemente.
“Es una carrera de mucha disciplina, de estudio constante, de amor por esta profesión y con esa combinación llegan a donde quieran llegar”, agrega la oficial.
La capitana Basto ha acompañado charlas de motivación en algunos colegios de Bogotá, en donde cuenta su experiencia. Cuando alguna niña se le acerca para preguntarle si ella también podría llegar a ser piloto, no duda en contestar que “no hay hombres, ni mujeres, hay es pilotos, todos con las mismas capacidades y las ganas de llegar muy lejos”
Ser capitana es un sueño cumplido para Camila Basto, pero aún quedan más. Comandar dos aeronaves entre las que está el enorme Airbus A330, son los próximos propósitos que esta joven se ha prometido cumplir.