Mundo: El arte de Van Gogh se expone en containers.
En Nueva Zelanda la muestra interactiva del maestro holandés se exhibe en gigantescos containers adaptados como un laberinto para garantizar la distancia social
La nueva experiencia de arte inmersivo de Van Gogh en Nueva Zelanda señala un nuevo camino para disfrutar del arte en tiempos de pandemia.
Varias ciudades del mundo, entre ellas Madrid y Barcelona, han visto exposiciones multimedia con el arte del genial pintor holandés, pero esta es la primera que se realiza al aire libre.
Un laberinto con Van Gogh como guía
La muestra Van Gogh Alive se realiza en Odlins Plaza, un sector del paseo marítimo de Wellington.
Allí se montaron ocho contenedores, que agrupados alcanzan una altura de ocho metros.
El uso de 40 proyectores de ultra alta definición permiten al visitante sentir que están dentro de un cuadro
Gracias al uso de 40 proyectores con la tecnología Sensory4 de ultra alta definición, los visitantes pueden sentirse que están dentro de un cuadro.
Y de paso, pueden apreciar con gran precisión detalles como las pinceladas que Van Gogh imprimió hace casi un siglo y medio.
Los cuadros cobran vida
Los contenedores fueron dispuestos en un circuito que recuerda a un laberinto. Allí se proyectan unas 3.000 imágenes de sus cuadros más famosos, que cobran vida como la Noche estrellada o Los girasoles, junto a un acompañamiento musical sincronizado de maravillas.
En el paseo de 45 minutos los visitantes pueden conocer la vida y obra de este pintor postimpresionista, saber cómo desarrolló su técnica y las dificultades que tuvo para poder crear entre su enfermedad mental y las angustias económicas.
La seguridad ante todo
Esta propuesta será un imán cultural para esta ciudad neozelandesa en los primeros meses de la primavera.
Además propone un consumo de arte que permite mantener las distancias de seguridad.
Arte sin salir del coche
En este sentido recuerda a la exposición Inmersive van Gogh Exhibit, creada por los impulsores del centro multimedia de París Atelier des Lumières, donde las obras de este pintor se despliegan en proyecciones en el interior de una antigua imprenta a la que se puede acceder en coche.
Lo curioso es que esta idea fue creada antes de la llegada de la pandemia, lo cual catapultó su utilidad más allá del arte.