Historia: Los hongos podrían estar detrás de la maldición de Tutankamón
Poco después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922, una serie de muertes desataron la idea de una maldición oculta que perseguiría a quienes habían osado profanar la tumba del rey. Sin embargo, el microbiólogo Raúl Rivas cree que ciertos hongos pudieron ser los causantes de la muerte de algunos de los presentes en la apertura de la tumba, como lord Carnarvon
«La muerte extenderá sus alas sobre todo aquel que se atreva a entrar en la tumba sellada de un faraón». Esta antigua maldición, que supuestamente estaba escrita en un antiguo texto árabe, se encontraba en poder de la novelista Marie Corelli, que la recordó al enterarse de la muerte de lord Carnarvon en su hotel de El Cairo en 1923. La escritora, muy popular en Gran Bretaña por sus obras góticas, ya había avisado de que posiblemente la tumba recién descubierta del faraón niño pudiera hallarse bajo algún tipo de protección mágica, y cuando supo de la enfermedad de lord Carnarvon afirmó: «No puedo dejar de pensar que ha corrido algún riesgo al perturbar el descanso final de un rey de Egipto cuya tumba estaba especial y solemnemente custodiada y robarle sus posesiones». Cuando el aristócrata murió poco después, sus palabras fueron consideradas proféticas.
La escritora Marie Corelli, autora de novelas góticas, estaba convencida de que la tumba de Tutankamón se hallaba bajo el influjo de algún tipo de protección mágica
Pero ¿había una maldición en la tumba de Tutankamón? ¿Estaba realmente protegida por algún tipo de fuerza mágica que acabó con la vida de todos los que estuvieron relacionados con su descubrimiento? Parece que la ciencia, como suele ser habitual, ha encontrado la solución al enigma.
¿Hubo de verdad una sucesión de muertes?
La tumba del faraón Tutankamón fue descubierta en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922. A pesar de haber sufrido algún robo en la antigüedad, el sepulcro estaba casi intacto y conservaba la mayor parte del ajuar funerario del monarca. Cuando terminó la excavación, diez años después, se documentaron nada menos que 5.397 objetos, incluyendo la famosa máscara funeraria del rey. A la fama internacional que obtuvo el hallazgo contribuyó también la historia de la maldición, y el hecho de que algunos de sus descubridores empezaran a morir en extrañas circunstancias (incluso Arthur Conan Doyle, el padre del legendario detective Sherlock Holmes, contribuyó a propagar la creencia de que una terrible maldición perseguiría a quienes se habían atrevido a profanar la tumba del faraón).
Luxor, Egipto, el hogar de Tutankamón
Fotografía no fechada en la que aparece del arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, de pie con las manos detrás de su espalda izquierda, observando como es levantada la cubiertade la entrada a la tumba del rey Tutankamón, en Luxor, Egipto.
Entrando en la sala donde se encontró el sarcófago de Tutankamón
Entre 1922 y 1929, el fotógrafo Harry Burton documentó meticulosamente el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
Tutankamón
Howard Carter examinando el sarcófago de Tutankamón poco después del descubrimiento del mismo.
Los primeros secretos
Howard Carter examinando la tumba de Tutankhamón. Fotografía tomada por Hahhry Burton, 1924.
El sarcófago de Tutankamón fotografiado por Harry Burton en 1922
La momia de Tutankamón noviembre de 2007
Las últimas investigaciones sobre la momia cuestionan la imagen de Tutankamón como un faraón endeble y enfermizo.
Pies de la momia de Tutankamón, en el Museo Egipcio de El Cairo
Cámara del sarcófago de Tutankamón
La tumba KV62 está situada en el Valle de los Reyes y contiene a la momia de Tutankamón. Aquí se puede ver en una fotografía tomada el 28 de noviembre de 2015.
Cámara funeraria
Trabajos de conservación en la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón, durante la primavera de 2016.
Vida y muerte de Tutankamón
En el muro norte de la cámara funeraria de Tutankamón se pueden observar 7 figuras, en tres escenas separadas. De derecha a izquierda: ceremonia de apertura de la boca practicada a la momia de Tutankamón por el faraón Ay, su sucesor, quien sostiene un instrumento especial (azuela) y está vestido como un sacerdote; Nut, la diosa del firmamento, da una pacífica bienvenida a Tutankamón, y, por último, Osiris, dios del Inframundo, abraza a Tutankamón, que aparece seguido por su ka o fuerza vital.