Curiosidades: 12 cementerios que se deben visitar una vez en la vida
Un paseo entre las tumbas y los mausoleos de cada lugar revela pequeñas curiosidades y grandes historias escondidas en estos camposantos
Cementerio de Colón, La Habana
En La Habana hay alrededor de 21 cementerios, pero el de Colón, situado en el barrio del Vedado, es el mayor de ellos donde se entierra a 8 de cada 10 habaneros que fallecen. Tras cruzar la impresionante puerta de entrada de estilo bizantino, el visitante penetra en una especie de pequeña ciudad de calles amplias pobladas por 56.000 mausoleos aproximadamente. A través de algunos de ellos, aunque también en las tumbas más humildes, se pueden conocer algunas de las historias que mejor definen a los habitantes de La Habana, como Alberto Yarini, Eugenio Casimiro o Amelia Goyri.
Cementerio judío de Praga
En el barrio de Josejov de la capital checa se esconde este pequeño cementerio de una hectárea de superficie en el que hay enterrados unos 100.000 judíos con un total de 12.000 lápidas. Una de sus particularidades que más destaca es la cantidad de lápidas acumuladas, ya que debido a la costumbre judía que no permite eliminar antiguas tumbas a lo largo del tiempo se ha ido enterrando a los nuevo difuntos sobre de los anteriores.
Cementerio Azael Franco, Tulcan (Ecuador)
Las tumbas blancas de este cementerio ecuatoriano contrastan con el profundo verde de los cipreses moldeados que las envuelven y las protegen del viento. El árbol funerario por excelencia, toma un nuevo protagonismo en este camposanto de la mano de Azael Franco. Desde 1936 han emergido de las tijeras de este hábil jardinero innumerables figuras de animales, dioses incas y mayas y figuras egipcias, griegas y romanas que han otorgado a los cipreses, siempre asociados al dolor de la muerte, un renovado papel de decoración.
Cementerio de Greyfriars, Edimburgo
Muy a menudo y debido al clima escocés, las nubes grises acechan el cielo de Edimburgo. Cuando se da esta circunstancia, parece todavía más apetecible acercarse a conocer el cementerio de Greyfriars, en el que se organizan vistas guiadas y donde casi cada una de sus sepulturas esconde bajo tierra una leyenda. Uno de sus símbolos más conocidos es un pequeño y fiel perro, Bobby, que lloró la muerte de su dueño durante años. Sin embargo, también sobrevuelan el cementerio otras presencias menos amigables como la de Bloody Mackenzie (el sanguinario Mackenzie), conocido por su terrible fama de torturador cuya tumba es conocida como el Black Mausoleum (Mausoleo negro)
Old Burying Point Cementery, Salem (EEUU)
La ciudad de Salem es tristemente célebre por un trágico episodio histórico ocurrido en 1692 que protagoniza Las brujas de Salem, de Arthur Miller. Dos niñas habían sufrido extraños ataques de convulsiones que pronto fueron atribuidos a actos de brujería. Con la ayuda del juez local John Hawthorne que vio una oportunidad de imponer el poder eclesiástico, cundió el pánico entre los habitantes y las acusaciones entre vecinos y amigos terminaron con 141 personas juzgadas. El proceso se saldó con 20 sentencias de muerte. En el cementerio de la población se pueden ver las tumbas de algunas de sus víctimas, como Giles Corey o Mary Parker.
Cementerio de Sengaku-ji, Tokio
La leyenda de los 47 Ronin, uno de los mitos más famosos de la cultura japonesa, llena de una aura de misterio el cementerio tokiota de Sengaku-ji. La historia cuenta que, durante el periodo Edo, un daimyo(señor feudal) agredió a un miembro del gobierno y se vio obligado a cometer seppuku (un ritual de suicidio). Los vasallos decidieron vengar la muerte de su señor, y tras llevarla a cabo los 47 ronin(samuráis sin señor) también debieron enfrentarse al seppuku. Admirados por su lealtad y valentía, su historia se extendió por todo el país, convirtiéndose en un símbolo de la tradición japonesa.
Père-Lachaise, París
Con un tamaño mucho más grande que el de Montmartre, el Cementerio de Père-Lachaise debe su nombre al padre François d’Aix de La Chaise, confesor de Luis XIV de Francia. Tiene una gran cantidad de espacios verdes y alberga una gran cantidad de tumbas de personalidades francesas como Pierre Bourdieu, Jim Morrison, Oscar Wilde, Honoré Balzac, Fédéric Chopin, Maria Callas, Delacroix, Jaques-Luis David, Gerda Taro, Proust y un largo etcétera.
Cementerio de perros, Asnières-sur-Seine (Francia)
Cuando en 1899 las autoridades francesas aprobaron una nueva ley según la cual los cuerpos de las mascotas fallecidas no podían ser enterrados en cualquier lugar ni abandonados, se creó el Cimetière des Chiens (Cementerio de Perros). Esta iniciativa liderada por la periodista Marguerite Durand fue un éxito y actualmente cuenta con las tumbas de 40.000 animales; perros y gatos, pero también gallinas, monos, cerdos, caballos, etc. Algunas de las mascotas difuntas, además de guardar seguramente una profunda historia de amor, son también célebres, como el perro Rin Tin Tin o el gato de Alexandre Dumas.