Europa: Bucovina, los monasterios pintados de Rumanía

Los bosques del norte de Rumanía albergan una de las exquisiteces artísticas más desconocidas de Europa: un grupo de conventos con los muros interiores y exteriores envueltos en vívidos frescos

Bucovina es la región más septentrional de Rumanía. En sus misteriosos bosques se oculta un grupo de monasterios ortodoxos único en el mundo por las pinturas murales en el exterior de las iglesias. Un relato medieval de la vida de los santos, escenas bíblicas y un futuro nada placentero para los pecadores.

Una enorme lengua de fuego surge de la boca de un dragón de mirada sorprendentemente relajada. Sobre el magma purificador, unos grisáceos demonios escamosos acompañan a pecadores hasta la comisura de la boca de la bestia, símbolo del infierno, mientras muchos otros aguardan haciendo cola. Es una de las imágenes más poderosas que ofrecen los murales exteriores del monasterio ortodoxo de Putna, en la Bucovina rumana.

 

Monasterio de Voronet

El voladizo del tejado del monasterio de Voronet protege los frescos de la lluvia y la nieve. Este monasterio se distingue por lucir un color azul irrepetible cuyo origen se desconoce.

Monasterio de Voronet

 

El monasterio de Voronet

Conocido como la Capilla Sixtina del Este, sus muros muestran escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Voronet exhibe el fresco considerado más maravilloso. Unos pergaminos marcados con los signos del zodiaco presiden la escena de un Juicio Final en el que quienes se salvan circulan con cierta relajación escoltados por ángeles y acompañados por san Pablo.

Entrada monasterio Voronet. El monasterio de Voronet

 

Fortalezas cristianas

La estructura fortificada tenía por objetivo proteger el recinto de los turcos. Sobre estas líneas, claustro del monasterio de Dragomirna. La cercana ciudad de Suceava tiene varios enclaves históricos de interés.

Monasterio de Dragomirna. Fortalezas cristianas

 

Fresco en el Monasterio de Humor

Un mensaje muy gráfico para los pecadores

Los murales medievales tenían como objetivo aleccionar a una población mayoritariamente analfabeta. Como solo clérigos y algunos aristócratas sabían leer, las pinturas servían para explicar las Sagradas Escrituras y relatar hechos históricos. Es lo que ocurre con el tétrico Apocalipsis de san Juan que se aprecia en las paredes exteriores del cenobio de Sucevita; el asedio a Constantinopla de 1453 que hay en el monasterio de Humor; o las escenas del Génesis que se reproducen en el de Arbore. Y en cuanto a las vidas de los santos, no hay el menor empacho en retratar con todo detalle los martirios a los que se les sometió.

Fresco en monasterio de Humor. Fresco en el Monasterio de Humor

 

Monasterio de Sucevita

Los pigmentos empleados en las pinturas tienen unas tonalidades según sea el monasterio. En Sucevita el verde es el color principal, mientras que el de Moldovita es conocido por los diferentes matices de amarillo.

Monasterio Sucevita Rumania. Monasterio de Sucevita

 

Techo sobre el altar de Sucevita

Un color para cada convento

El más famoso es el de Voronet, donde una mixtura de la que no se ha desentrañado el origen y que –dicen– jamás ha podido repetirse, da a las imágenes un dominante azul que ha trascendido precisamente como «azul de Voronet». Azurita o lapislázuli podrían ser dos de los elementos utilizados para ello, pero los historiadores del arte y los químicos siguen estudiando su misterio. En Humor predominan el marrón y el rojo, tal vez provenientes del mismo mineral de hierro.

Pintura monasterio de Sucevita. Techo sobre el altar de Sucevita

 

Icono en el monasterio de Moldovita

Datos útiles para la visita    

La mayoría de los monasterios de Bucovina pertenecen ahora a comunidades de monjas. Hay que pagar entrada y seguir ciertas normas: respetar el silencio de las liturgias y vestir de forma recatada, sin mostrar piernas ni hombros.

Icono monasterio de Moldovita. Icono en el monasterio de Moldovita

 

Las iglesia de Maramures

La provincia vecina a Bucovina por el oeste es Maramures, considerado el terruño más tradicional de Rumanía. Allí los amantes del arte, la historia y la arquitectura tienen cita también con iglesias. Pero en esta ocasión se trata de templos que no se distinguen por sus adornos sino por su estructura. Más recientes que las de Bucovina, se erigieron a partir del siglo XVII enteramente en madera, sin usar un solo clavo metálico. Y, además, compiten entre ellas por llegar lo más alto posible, con unos campanarios puntiagudos que parecen rascacielos. Ocho de estas iglesias son Patrimonio de la Humanidad. Las que se alzan hoy en día siguen utilizando la misma técnica constructiva.

Monasterio Barsana en Maramures. Las iglesia de Maramures

 

Cementerio de Sapanta

En el Cementerio Feliz de Sapanta (Maramures) las cruces narran anécdotas divertidas de los fallecidos. Las tumbas están decoradas y los epitafios están escritos en tono de broma o de enseñanza.

Cruz cementerio Sapanta. Cementerio de Sapanta

 

Manufactura de las cruces del cementerio de Sapanta

Las cruces de estas tumbas conocidas hoy en todo el mundo se producen de forma artesanal.

Cementerio Sapanta Maramures. Manufactura de las cruces del cementerio de Sapanta

Deja una respuesta