España: Diez destinos para viajar a solas por España
Propuestas nacionales de periodistas de viajes que apuestan por el viaje ‘slow’ y reivindican a la mujer viajera.
SANTANDER
La capital cántabra es uno de esos destinos que necesitan recorrerse a pie. Bien lo sabe Alicia Nieto Catalán, periodista que se deja caer por Santander verano tras verano y que ha seleccionado este destino como su preferido para viajar sola. Desde el mar hasta sus barrios altos, se presenta como una ciudad tranquila y elegante en la que permanece la huella del clasicismo de inicios del siglo pasado, pero que se ha reinventado con espacios como el Centro Botín. Así, abierta al mar y a la cultura, Santander seduce con su bahía salpicada por playas como la de El Sardinero y por el imponente palacio de la Magdalena. También con sus callejuelas donde reina el ocio: un vermú en el Paseo de Pereda o unas tapas en la calle Peña Herbosa o en la Plaza de Cañadío son la mejor manera de adentrarse en su gastronomía. Nieto recomienda probar las auténticas anchoas del Cantábrico y las rabas. Según la periodista, tampoco hay que desaprovechar sus rutas de senderismo y su oferta de deportes acuáticos. Además, es un perfecto campo base para visitar localidades como Santillana del Mar o Comillas. ¿Lo mejor de Santander? Que es un bullicio calmado: puede presumir de la capitalidad de otras grandes ciudades españolas, pero sin estar sobrepasada.
SENDA PIRENAICA (GR11)
Al caminar por espacios naturales, el cuerpo y la mente tienen la capacidad de conectar con el entorno, de reflexionar y de meditar. Una experiencia que cuando se prolonga en el tiempo cobra todavía más significado, sobretodo en rutas que atraviesan parajes como la cordillera de los Pirineos. En esto tiene experiencia la escritora Patricia Almarcegui, quien caminó durante 21 días por la Senda Pirenaica. Conocida como GR11, recorre esta frontera natural a lo largo de 400 kilómetros entre el Cap de Creus en el Mediterráneo y el Golfo de Vizcaya en el Cantábrico. Sin embargo, no es necesario completarla para apreciar sus caprichos geológicos de cumbres, relieves, hielos y bosques autóctonos. Tampoco para darse cuenta que «es un camino con jornadas de alta montaña y, en consecuencia, de alta dificultad», añade Almarcegui. Es una oportunidad perfecta para superarse a una misma y, en pocos kilómetros, contemplar maravillosamente el paisaje y percibir cómo cambia. Sus etapas discurren generalmente entre pueblos, refugios y albergues, donde adentrarse en la cultura y dejarse fascinar por historias y leyendas del lugar.
TERUEL
Para la periodista Alícia Bea, Teruel es una «pequeña pero orgullosa capital de provincia, emblema de la España vacía». Sea por sus dimensiones, por sus Patrimonio de la Humanidad o por el buen rollo que se respira, Teruel es una pequeña gran opción para empezar a viajar sola: «una ciudad que seduce y sorprende a partes iguales», añade. Lo primero lo hace con su arte mudéjar presente en la Catedral de Santa María de Mediavilla o la torre e iglesia de San Pedro. Lo segundo, con su arquitectura modernista que el arquitecto Pablo Monguió erigió en forma de casas burguesas como la del Torico (incluso se puede hallar un híbrido de ambos estilos en la iglesia de Salvador de Villaespesa). Una ruta arquitectónica que sirve como punto de partida para empezar a recorrer las tranquilas calles de Teruel y para dejarse caer en alguno de sus restaurantes. La periodista también recomienda pasar unos cuantos días en la ciudad, ya que «es una estupenda base de operaciones para descubrir la imprescindible Albarracín y la comarca de Gúdar-Javalambre, el primer destino turístico Starlight de Aragón».
FORMENTERA
La pequeña de las Pitiusas lleva la filosofía slow a otro nivel. Sus 37 kilómetros de carretera sin semáforos dirigen hasta arenales, calas recluidas o acantilados que presentan un Mediterráneo íntimo y en calma. Es en playas como Ses Illetes, la de Migjorn o des Morts, donde se encuentra la afamada y seductora postal bajo el título ‘mediterráneamente’, que a la periodista Ana Maria Pareja Escobar le recuerda tanto a las playas de su Colombia natal. Parte de esta fama viene dada por el color del agua y, en consecuencia, por la Posidonia, que consigue mantener su transparencia. Pero también de la atmósfera que se respira y que convierte Formentera en una isla perfecta para «desconectar y encontrarse con una misma, dar paseos infinitos entre sus senderos naturales, leer una novela admirando el mar o respirar autenticidad en sus mercadillos», añade Pareja. También para subirse a una bici o a una moto y descubrir por qué en esta isla el valor cultural y el natural se difuminan.
CAMINO PRIMITIVO DE ASTURIAS
El Camino de Santiago se hace en grupo, en pareja, en familia y también en solitario. Varias son los caminos para recorrerlo y cada uno de ellos sorprende con paisajes y atmósferas especiales. Sin embargo, hay uno que destaca por encima del resto por ser el primero que existió: el Camino Primitivo, al que la periodista Kris Ubach tiene especial aprecio. Seguir las huellas de los primeros peregrinos es tan fascinante como exigente, ya que atraviesa zonas de montaña del interior de Galicia y Asturias poco pobladas y con pocos servicios. Eso sí, tiene como principales bases a Oviedo, Lugo y Compostela, excusa perfecta para darse un capricho gastronómico y de ocio. Ubach recomienda el Camino Primitivo que pasa por Asturias para empezar a recorrer a solas, donde «si se tiene nostalgia de socializar, una siempre puede unirse a otros caminantes o pasar ratos con las gentes de los pueblos». Sin duda, es un regalo para los ojos y el alma que puede completarse con unos días en los Picos de Europa y en las playas de occidente de Asturias, destinos que siempre han sido los refugios de Ubach cuando la ciudad le supera.
CÁDIZ
En la capital gaditana se respira calma y arte a partes iguales. Mientras el silencio invade una de sus calles, el flamenco lo hace en alguno de sus tabancos. Mientras los rayos de sol despiden el día con calma, la playa de La Caleta continúa concentrado la vida de la ciudad como ninguna otra. Esta ciudad andaluza ofrece una combinación de planes que se complementan a la perfección y que una puede disfrutar en solitario. Bien lo sabe la periodista de gastronomía y viajes Natalia Martínez, quien encuentra los mejores placeres de la vida en un paseo por las bodegas, un fino de aperitivo seguido de palo cortado y festín de tortilla de camarones, colarse en un tabanco y despedir el día en el Malecón. En definitiva, «en Cádiz la playa y los vinos de Jerez son la mejor compañía, pero en caso de añorarla, siempre se encuentra la simpatía de su gente», asegura Martínez. Sin olvidar que desde la capital gaditana se puede visitar el Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda o Jerez de la Frontera sin necesidad de hacer muchos kilómetros.
NAVACERRADA
En los pueblos pequeños es donde se puede saborear con todos los matices la sensación de viajar en solitario. Más tiempo para una misma, pero también la oportunidad de acercarse más a los locales y de conectar con ellos. Por qué si algo tiene viajar sola, es que se puede entablar conversación cuando se desee. Uno de los lugares perfectos para esto es el pueblo madrileño de Navacerrada. ¿Qué le hace especial? Para la periodista Estefanía Riulope, «sus mercadillos de domingo, los conciertos, los bares abarrotados de gente joven, los aperitivos en la plaza del pueblo o comer en La Rumba«. También los senderos que recorren la localidad: «en Navacerrada hay rutas que conducen hasta pozas y hasta la montaña de la Maliciosa» desde donde se obtienen unas vistas privilegiadas de la sierra de Guadarrama, apunta Riulope. Cerca de grandes ciudades como Madrid existen pequeños tesoros que pueden convertirse en la oportunidad perfecta para lanzarse a viajar sola, algunos incluso accesibles en transporte público.
LA RIOJA
Todo riojano sabe que su tierra tiene un gran potencial para enamorar y, como buena riojana, la periodista Lorena G. Díaz propone un recorrido por esta tierra con nombre de vino lleno cultura, tradición, historia, arte y mucha gastronomía. Entre sierras de gran valor natural y cultural, se asoman castillos, viñas y monasterios como los de Yuso y Suso, la cuna del castellano, y pueblos de fama internacional por su animada vida social y su gastronomía como Ezcaray, donde merece la pena reservar mesa en Casa Masip o el restaurante Echaurren, recomienda la periodista. En La Rioja, la naturaleza, la cultura y la gastronomía se reverencian mutuamente, conformando una tríada que también se encuentra en Logroño, «una ciudad tranquila donde nunca pasa nada, pero ni falta que hace», expone. Callejeando y sin prisas, se puede descubrir la Logroño del tapeo, la de la artesanía, la de la arquitectura y la de una historia marcada por el cruce de caminos como el de Santiago.
VALENCIA
Para la que firma este texto, la capital del Turia es un refugio lleno de estímulos. Sus barrios hacen de Valencia una capital tan heterogénea como compacta; dividida a la vez que conectada por un cauce donde el río Turia seguía su curso en lo que ahora se ha convertido en el mejor espacio verde que puede ansiar una gran ciudad. Categoría que comparte con enclaves como el Jardín del Real o Viveros, el Jardín de Monforte o el novísimo y todavía en construcción Parque Central, donde es fácil desconectar del concurrido centro. Sin olvidar que a escasos kilómetros se alcanza la naturaleza en estado puro en el Parque Natural de la Albufera. Pero Valencia también enamora por su orilla y un paseo kilométrico que se abre desde el renacido Cabañal hasta la Malvarrosa, por su centro histórico y un barrio del Carmen en el que perderse durante horas, por el hipsterismo de Ruzafa, donde encontrar los mejores aperitivos, y por el carácter artístico y poético de Benimaclet. Paso a paso y barrio a barrio, en la capital del Turia una encuentra su lugar sin apenas buscarlo.