Tras sopesar los pros y los contras, el Consejo Arqueológico Central del Ministerio de Cultura de Grecia (KAS) ha autorizado esta semana la restauración de algunas partes de la cella o naos del Partenón, el gran templo dórico dedicado a Atenea, diosa patrona de la ciudad, que se alza en lo alto de la Acrópolis de Atenas. La cella era la parte más sagrada de un templo griego, el lugar donde se conservaba la estatua de culto de la divinidad, en este caso, la estatua crisoelefantina (de marfil y oro) de doce metros de altura de la diosa Atenea, obra del escultor Fidias.
Durante los próximos años van a restaurarse algunas partes de la cella del Partenón, la estancia que contenía la estatua de culto de 12 metros de la diosa Atenea
La restauración consistirá en rehabilitar los dos lados más largos de la cella, el lado norte y el lado sur, con el propósito de recuperar gran parte de la geometría del edificio, su identidad y su historia. La altura del muro de la cella en el lado norte se prevé que alcance los 4,5 metros y en el lado sur, unos diez metros. Esta propuesta se basa en la efectuada por el arquitecto, restaurador e ingeniero Charálambos Bouras, que presidió el Comité de Monumentos de la Acrópolis hasta su muerte en 2006. De este modo, según los expertos, los visitantes no verán un espacio vacío en medio de las columnas que rodean el templo y podrán entender mejor cómo era la arquitectura original del edificio.
El Partenón recuperará su silueta
El proyecto, que tiene prevista una duración de quince años, pretende utilizar piezas procedentes del templo, en concreto 360 sillares originales que se encuentran dispersos alrededor del Partenón, a los que se añadirán unos noventa nuevos de mármol de Dioniso, un tipo de piedra muy parecida al original mármol pentélico que se usó para erigir el edificio.
De este modo, la restauración permitirá contemplar el Partenón en el estado en que se encontraba tras la explosión del polvorín turco que tuvo lugar durante el ataque de las tropas venecianas en 1687, que a pesar de su potencia dejó la cellaen pie. Esta parte del templo fue destruida en 1822, fecha en que los otomanos rompieron las paredes de la cella para extraer el plomo que se encontraba en el interior de los sillares de mármol que la formaban –hay que pensar que los antiguos griegos no usaban argamasa para unir los sillares de piedra, sino que los enlazaban con abrazaderas de hierro recubiertas con plomo para evitar la oxidación–. Los sillares rotos fueron abandonados alrededor del templo, donde han yacido todo este tiempo.