Museos: Los museos que guardan el tiempo
Espacios para todos los públicos donde la relojería se convierte en arte
MUSEO PATEK PHILIPPE (GINEBRA)
Unas 50.000 personas visitan cada año el edificio art déco que acoge el Museo Patek Philippe en el centro de Ginebra (Suiza). Sus vitrinas muestran un recorrido por la historia del reloj a través de piezas antiquísimas y de las virguerías más modernas. Y todas ellas funcionan. Desde los ejemplares del Renacimiento (siglo XVI), cuando los relojes se volvieron portátiles e incorporaban un mecanismo de hierro –el ejemplar más antiguo es un reloj de tipo tambor de más de 460 años fabricado en Alemania con caja de cobre dorado, probablemente propiedad de un próspero protestante alemán–, a las pinturas en miniatura, las cajas esmaltadas y los modelos actuales.
La mejor colección de relojes del mundo nos retrotrae a los primeros años de la relojería, cuando estos objetos se lucían para mostrar prosperidad y elegancia (la precisión no era primordial), y nos conduce hasta nuestros días a través de la búsqueda de la exactitud y la resistencia.
Lo bueno es que no solo expone los relojes más emblemáticos creados por los talleres de Patek Philippe desde sus inicios, en 1839, y los archivos de la compañía, sino piezas valiosísimas y poco comunes realizadas en Europa(sobre todo, en Ginebra) por otras casas relojeras hasta el siglo XIX. Más de 3.000 ha llegado a compilar, amén de una biblioteca con unos 8.000 libros relacionados con la relojería.
BREGUET MUSEUM
El legado de esta firma del grupo Swatch mora en el primer piso de la Boutique Breguet de la mítica Plaza Vendôme de París, donde Emmanuel Breguet, biznieto del genio relojero francosuizo Abraham-Louis Breguet (1747-1823), ejerce de guardián de alrededor de un centenar de relojes históricos y de archivos que se remontan a 1787. Algunos de ellos vistieron las muñecas de María Antonieta, Napoleón Bonaparte, Winston Churchill, Alejandro Dumas, Giacomo Puccini, Honoré de Balzac y Alejandro I de Rusia. “Una de las primeras decisiones que tomó Nicolas G. Hayek, expresidente de Swatch Group, con respecto a Breguet fue crear el museo [abierto en 2000] y comprar en subastas piezas antiguas para desarrollar la colección. En 2012, la familia Hayek adquirió dos relojes de bolsillo por siete millones de francos suizos [6,4 millones de euros], los más caros de todos”. El museo Breguet está abierto los martes y las visitas se han de concertar previamente.
MUSEO INTERNACIONAL DE LA RELOJERÍA (LA CHAUX-DE-FONDS)
Los amantes de la medición del tiempo encontrarán aquí otro paraíso. La colección del este museo está formada por más de 4.500 piezas, entre las que se hallan 2.700 de pared y alrededor de 700 de pulsera de todos los estilos y épocas. Gracias a pequeños experimentos, los visitantes pueden descubrir los aspectos técnicos, artísticos, sociales y económicos de la historia de la relojería. Y para los que disfrutan del lujo, también pueden contemplarse piezas de las grandes marcas que mantienen sus talleres en la ciudad suiza de La Chaux-de-Fonds, como Tag Heuer, Corum, Ulysse Nardin y Cartier, entre otras.
MUSEO ALEMÁN DEL RELOJ GLASHÜTTE
En Alemania también hay una gran tradición relojera. En concreto, en Glashütte, al sur de Dresde, un importante centro de la relojería durante más de 165 años. Allí, la manufactura Glashütte Original (también perteneciente al grupo Swatch) y la ciudad establecieron la Fundación Museo Alemán del Reloj Glashütte–Nicolas G. Hayek, que ocupa dos pisos de un edificio erigido a finales del siglo XIX para albergar la primera escuela de relojeros de Glashütte. Sus exposiciones ilustran la historia de la relojería en la ciudad desde la década de 1840 hasta hoy.
MUSEO OMEGA
Este museo abrió al público en 1984 enfrente de la sede central de Omega en Biel (Suiza), y conserva unos 4.000 relojes (los más emblemáticos en los 120 años de historia de la marca, como los que fueron a la Luna y volvieron), movimientos, herramientas, carteles, premios y los archivos de la firma, que documentan su historia desde la adopción del nombre de Omega, en 1894. También el banco de relojero en el que Louis Brandt inició su negocio, en 1848, que dio lugar a lo que es Omega hoy. Abre de martes a sábado y la entrada es gratuita.
MUSEO IWC
En 1993, con motivo de su 125 aniversario, la firma IWC creó un museo en su sede de Schaffhausen que actualmente se encuentra en la primera planta del histórico edificio principal. Conserva un reloj de bolsillo que perteneció a Winston Churchill y piezas de 1870 del fundador de la marca, Florentine Ariosto Jones (1841-1916). Está cerrado los lunes, domingos y festivos y durante ciertos eventos internos.