Grandes reportajes: Viena, la bella ciudad del Danubio
La capital austriaca asombra con su legado imperial y su vitalidad, cuyos jardines, palacios y museos tiene una amplia oferta de actividades y festivales musicales.
Parques, jardines y avenidas se alían para que la vieja ciudad imperial y la urbe moderna se den la mano cada nuevo estío, se pongan su mejor vestido de fiesta y celebren la historia y el arte que ha hecho de esta capital una de las más bellas de Europa.
De origen celta, luego germánica y después colonizada por Roma, Viena fue con frecuencia un territorio fronterizo, primero entre romanos y bárbaros, siglos más tarde entre la cristiandad y el Imperio otomano o, hasta la caída del Muro de Berlín hace casi tres décadas, entre Occidente y el Pacto de Varsovia. Durante la Guerra Fría tuvo el telón de acero a solo unas decenas de kilómetros; con el bloque soviético tras las fronteras de Hungría y la antigua Checoslovaquia, Viena se convirtió en centro de espías y conspiraciones, como lo fuera en el pasado a las puertas de las dos guerras mundiales.
Apogeo en el siglo XX
Ese carácter fronterizo, sin embargo, no le impidió a Viena conservar su condición de ciudad cosmopolita y corazón de Europa, en especial durante el apogeo de los Habsburgo y mientras fue la gran metrópoli del Imperio austrohúngaro junto con Budapest. Ni siquiera el colapso de aquel vasto y babélico reino al terminar la Primera Guerra Mundial trajo el declive a Viena. Su vida artística e intelectual floreció en el período de entreguerras, y únicamente la pesadilla del nazismo consiguió destruir la riqueza y diversidad cultural de la sociedad vienesa.
Un caso paradigmático es el del escritor Stefan Zweig (1881-1942), judío vienés exiliado que, hasta el temprano fin de sus días, rememoró en sus libros una civilización que se desmoronaba. Su legado sobrevivó a la barbarie, como la obra de Joseph Roth (1894-1939), originario de los confines orientales del imperio, que en sus crónicas retrató como nadie la Viena de aquel tiempo de entreguerras. El psicoanalista Sigmund Freud, otro intelectual vienés de origen judío que murió exiliado en Londres, vivió y pasó consulta en el número 19 de la calle Bergasse, transformada ahora en un museo.
Todos esos avatares de la historia fueron dejando su impronta, todavía visible a día de hoy. La prueba más evidente y, veleidades del destino, también la más hermosa, es la Ringstrasse, la avenida semicircular de 5,3 kilómetros que rodea el núcleo antiguo de Viena. Este elegante cinturón se empezó a construir en 1857 por orden del emperador Francisco José y las obras duraron cinco décadas. Ocupa el lugar de la muralla levantada para defender la ciudad del asedio turco y napoleónico. En el siglo XVI había casi un centenar de metros de espacio diáfano para maniobras militares, un margen que se fue ampliando hasta mediados del XIX, cuando empezaron a erigirse palacios y jardines extramuros.
Hoy en día el Ring (su popular abreviatura) se ha convertido en uno de los bulevares más bellos del mundo. Quizá el mejor modo de descubrir Viena por primera vez sea recorrer ese anillo urbano a bordo de un tranvía. O bien, sin prisa y con la suave temperatura del verano vienés, hacerlo a pie y desviarse por las plazas y calles vecinas para contemplar edificios monumentales como el neogótico Ayuntamiento o Rathaus, la elegante Ópera Estatal o Staatsoper, y el Burgtheater o Teatro Nacional, decorado con frescos de Klimt.
Hofburg
El Palacio Imperial es un gran complejo residencial y museístico encajado en medio de la ciudad. Por encima de las glorias militares y políticas del pasado, el arte y la cultura suponen el verdadero patrimonio de esta ciudad. El mismo Hofburg, residencia principal de los Habsburgo, aloja la maravillosa Biblioteca Nacional de Austria, un derroche de belleza barroca cuya Sala de Gala se cuenta entre las más bellas del mundo.
Leopold Museum
La gran pinacoteca del MuseumsQuartier (MQ) exhibe la mayor colección de Gustav Klimt y Egon Schiele. En la fotografía, Muerte y vida (1916), de Klimt. En el MQ se dan cita las artes plásticas y escénicas, lo último en diseño y videojuegos, así como festivales literarios y musicales. Incluye edificios de los siglos XVIII y XIX y otros de vanguardia
Karlskirche, siglo XVIII
Desde esta iglesia de 1731 y decorada con frescos deslumbrantes, se puede iniciar un paseo hacia el Belvedere, un conjunto de dos palacios separados por un jardín de estilo francés. Junto al edificio superior, se encuentra el interesante Jardín Botánico de la Universidad de Viena.
Palacio Belvedere
Este inmenso recinto del siglo XVII se compone de dos palacios unidos por un jardín francés. Uno de los grandes capitales de la Viena contemporánea reside en sus parques. Incluso los palacios que antaño fueron residencias privadas de nobles y emperadores ahora son, además de museos y espacios en su mayoría accesibles, zonas verdes abiertas al público.
Biblioteca Nacional
La Sala de Gala está coronada por una cúpula decorada con frescos. Es una de las joyas del palacio Imperial o Hofburg.
El Prater
Vista desde la Torre del Danubio, instalada en la orilla norte, al otro lado de la Donauinsel. Los parques vieneses son tantos y tan diversos que se puede trazar un itinerario dedicado por entero a ellos.
Palacio Schonbrunn
De aires versallescos, la residencia estival de los Habsburgo cuenta con 1441 salas, de las cuales pueden visitarse solo 45. El parque está abierto todo el año.
Casa Hundertwasser – Viena
El distrito 3 de Viena alberga uno de los edificios más singulares y coloridos de Austria. Se trata de la Casa Hundertwasser (Kegelgasse 37-39), un proyecto del artista Friedensreich Hundertwasser –su nombre real es Friedrich Stowasser (1928-2000)–, construido entre 1983 y 1985 con la colaboración de los arquitectos Josef Krawina y Peter Pelikan. Es un edificio de viviendas, en el que los propietarios pueden decorar la parte de fachada que rodea sus ventanas, así que solo puede admirarse desde el exterior. Enfrente se halla la Hundertwasser Village, un antiguo taller de neumáticos transformado por el artista en centro comercial con una plazoleta rodeada de árboles en el centro. El Museo Hundertwasser alberga la colección de obras de arte del pintor Freidrich Hundertwasser.
Casa de las Palmeras
El invernadero de los jardines de Schönbrunn se considera uno de los más bellos de Europa. Más de 4.000 especies distintas de plantas de todo el mundo forman parte de la colección histórica de los Jardines Federales Austríacos.
Ayuntamiento
Los edificios que flanquean la Ringstrasse recuerdan que, bajo ese halo imperial y aristocrático, Viena también fue pensada para la ciudadanía. El edificio neogótico del Rathaus se erige en medio de la ciudad, a pocos pasos de la Ópera. En la imagen, el patio interior.
Barrio de los Museos
El edificio de basalto del MUMOK ocupa uno de los costados de la gran plaza de este sector dedicado a las artes plásticas y escénicas. Este baño de arte culmina en verano con los festivales de música, cine y danza al aire libre que se organizan en la gran plaza. Un final apoteósico al paseo por la bella Viena.