Europa: World of Wine, el último hito arquitectónico de Portugal.

World of Wine, o WoW, invita a la ovación. Ayudan sus sobrecogedoras cifras y su nombre, claro. En un solar de 35.000 metros cuadrados, el grupo The Fladgate Partnership, referencia lusa en bodegas, producción de vinos y restauración, ha erigido el gran hito cultural del país en los últimos años.

El proyecto World of Wine se materializa en ladrillo, hormigón, terracota, cristal y cerámica. Han bastado algo menos diez años, el trabajo de 700 personas y la inyección de más de 100 millones de euros en la que se ha convertido en la suprema apuesta turística de Oporto.

Su padrino y veterano en estas lides, el británico Adrian Bridge, recibió al equipo de Tendencias días antes de la inauguración del complejo asentado en pleno distrito bodeguero: “Si vienes un fin de semana a Oporto y le dedicas tan sólo una mañana a WoW saldrás con una idea aproximada de la historia portuense, la cultura de la región y la tradición vinícola portuguesa”.

 

Una ciudad, un vino

“Sólo hay tres ciudades en el mundo que le dan nombre a un vino: Burdeos, Jerez y Oporto”, continúa Bridge. Aquí, además del emblemático vino fortificado, la versatilidad de las bodegas contempla tintos, blancos, rosés, espumosos…

“Con una ubicación estratégica (próxima a las regiones del Douro, Minho, Bairrada, Dao), Oporto es la gran capital del vino de Portugal”, declara con orgullo el presidente de World of Wine, mientras nos ofrece un chaleco reflectante, un par de botas de seguridad y un casco con el logo impreso de WoW. Siempre hubo niveles: “Sois los primeros visitantes en la ciudad del vino”, añade con un guiño.

«El objetivo de WoW pasa por enriquecer la oferta cultural de la ciudad y dar a conocer la cultura de Oporto en todas sus dimensiones»

Adrian Bridge

Al final de un tramo de escaleras, cubierto de plexiglás y a medio entarimar, en el barrio con más bodegas por metro cuadrado de Portugal, se abre un solar también por acabar “que será la plaza central de esta pequeña urbe dedicada a la cultura portuguesa”.

Adrian Bridge es el CEO y alma mater del proyecto.

Ante la incontestable y bien apuntalada panorámica de Oporto y de su arteria ribereña del Douro sólo acertamos a exclamar “Wow!”. A lo que Bridge responde francamente sorprendido: “Ese es exactamente el efecto que esperamos de los viajeros”.

 

Efecto ‘wow’

No es para menos. Al margen de las restricciones adoptadas por algunos países a la actividad turística y los rebrotes de un virus aún huérfano de vacuna, el efecto wow de este ambicioso proyecto cultural no se ha hecho esperar.

En lo que fueron inmensos almacenes de miles de barriles de Oporto, hoy se acomodan nueve restaurantes y bares, seis amplios espacios donde tendrán lugar las experiencias interactivas, una galería de arte, espacios para eventos y hasta una escuela para formarse como enólogo.

El proyecto, que se abrirá por fases, ya está inaugurado. Foto: World of Wine.

“World of Wine es la evolución de lo que veníamos haciendo estos años. Y esto se traduce en un descomunal espacio donde entran en juego el arte de la viticultura, la moda, la cultura del chocolate, la industria del corcho y el mismo proceso de la elaboración del vino”, alega el responsable del proyecto.

Mucho más que vino

“No se trata sólo de vino, Oporto contiene muchas otras cualidades patrimoniales que pasan desapercibidas para el viajero. La Ciudad del Vino es la antesala a las bondades de esta región de profunda tradición vitivinícola”, resume el que fuera promotor del exclusivo The Yeatman Hotel, también en la ciudad del Duero.

Y continúa: «El objetivo es enriquecer la oferta cultural de la ciudad y dar a conocer la cultura de Oporto en todas sus dimensiones. Antes, podías visitar en el mismo día una bodega, pasear en yate por el Douro y descubrir a pie las joyas arquitectónicas de Oporto. Imagina que a eso le añades aprender a hacer chocolate, descubrir una colección privada de más de mil vasos y copas de vino o entender por qué Portugal es esencial en la producción de corcho». Pues eso es WoW.

 

Apertura en fases

En una ciudad donde el conjunto de edificaciones urbanas recuerda a una portentosa Torre de Babel de estilos arquitectónicos y donde seis artísticos puentes unen las dos orillas que separa el Douro, el apellido de este británico afincado en Oporto parece hoy una encantadora y providencial coincidencia. Bridge apunta: “El desafío era crear una atractiva diversidad de contenidos, con un fin pedagógico y con afán interactivo”.

Para la primera fase de apertura, además de la Escuela del Vino –que ofrecerá cursos de todos los niveles y concederá títulos para expertos y homologados por la Wine & Spirit Education Trust– y toda la oferta de restauración, está contemplada la puesta en marcha de Planeta Corcho, The Bridge Collection, The Wine Experience y la Historia del Chocolate.

En la segunda fase, en noviembre, se inaugurará el Museo de la Moda y el Diseño de Oporto, además del comienzo de las actividades y exhibiciones en la Galería WoW. Si la pandemia da una tregua, será sede de un gran mercado navideño y de las próximas ediciones de la Semana de la Moda de Oporto.

 

La escapada perfecta

Y si la vendimia es el momento más recomendable para conocer el encanto de los viñedos, ¿cuál es la mejor época para descubrir la ciudad del vino? “En estos momentos de incertidumbre, hacen falta lugares como este.

Tanto en el interior como al aire libre, el espacio está bien ventilado y es lo suficientemente amplio para garantizar la distancia de seguridad sin tener que renunciar a experiencias en común.

Dada la situación, Oporto es un destino perfectamente accesible en coche. Claro que las conexiones en avión son perfectamente seguras, pero para los que aún sienten miedo a enfrentarse a un aeropuerto, esta ciudad es una opción perfecta.

WoW ofrece esta alternativa: planes atractivos, educativos e interesantes bajo techo y a una temperatura ideal. Y este año, por ser tan especial, aplicaremos un descuento en las entradas”, sonríe Bridge.

“¿Quién le iba a decir al viajero, que venía a visitar iglesias y bodegas, que se marcharía sabiendo por qué la tableta de chocolate de diseño que se va a comer le debe tanto a Hernán Cortés?”, concluye en un perfecto portugués el británico Adrian Bridge.

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