Londres: Bienvenido al barrio londinense de Saint James’s, milord
Cuidado: al barrio más posh (pijo británico) del Reino Unido no puede entrar cualquiera, ni de cualquier forma. Abra el armario, póngase sus mejores galas, acicálese y ensaye una reverencia frente al espejo. Ya está preparado, parece todo un lord. Welcome to St. James’s.
Entre la icónica plaza Picadilly Circus y Trafalgar Square, entre el palacio de St. James, el Ritz y el Green Park florece el distrito de la elegancia de Londres: St. James’s. Exclusivo y excluyente, majestuoso y refinado y, lo más importante: con sello real. En este lugar, lo antiguo y lo nuevo conviven en total armonía, el lujo se palpa hasta en los pasos de cebra y lo que en cualquier otro sitio podría parecer esnob, aquí es simplemente delicioso. Eso se llama estilo.
Para conocer los orígenes de Saint James’s nos remontaremos a 1661, cuando el rey Carlos II concedió su beneplácito para la construcción de un pequeño barrio en forma de cuadrícula. Los caballeros británicos vieron en este apacible vecindario, ajeno a los grises vapores de la ciudad, un enclave soñado para establecer sus mansiones, sus clubes privados y sus negocios.
Pero no solo los buenos aires del barrio, situado entre St. James y Green Park, atrajeron a la jet set de la época. La clave era, y sigue siendo, su ubicación, al lado del palacio de Saint James, la residencia real más antigua del Reino Unido y, en ciertas cuestiones, más importante que su vecino Buckingham.
Gracias, majestad
Tiendas de tabaco, zapaterías, vinos, sombreros a medida o distinguidos perfumes. Todo lo que un aristócrata de la época pudiera necesitar lo iba a encontrar aquí, en Saint James’s.
Los royal warrants (garantía real) fueron el mayor galardón que podían recibir estos comercios por su vínculo con la casa real desde el siglo XVII y que aún lucen con orgullo en sus vitrinas. En este lugar pocas cosas han cambiado desde entonces, aunque, para algunos, demasiadas.
Una vez se adentre en la zona sentirá que se ha apartado del ritmo vertiginoso de la ciudad para entregarse a su toque delicado e íntimo. Amplias avenidas como Jermyn Street son el templo de la moda masculina, del lujo clásico y de los royal warrants de Londres. Las galerías (arcades) como Burlington albergan la crème de la crème del diseño europeo y los ostentosos palacetes como Casa Marlboroug (siglo XVIII) acogen importantes instituciones como la Mancomunidad Británica de Naciones.
Cuando asoma el sol en el parque de St. James’s, los estanques se llenan de patos y cisnes y los campos de apuestos jóvenes que se preparan para el pícnic. El mercado central del barrio, con su extensa variedad de restaurantes internacionales, se convierte en el punto más caliente y suculento a la hora del almuerzo o la cena.
En St. James’s también podrá sentarse en la terraza de algún café a fumar un puro, tomar el té de las 5, leer el Times o dejarse ver por la galería de arte contemporáneo White Cube, por la Royal Society o por la Biblioteca de Londres. Pero si de verdad quiere sentirse como un lord, acuda a sus comercios. Merecen un capítulo aparte.
Compras con garantía
Berry Bros & Rudd son los comerciantes de vinos y espirituosas más antiguos de Europa y desde 1698 se han encargado de suministrar a la casa real. En su tienda original se conservan más de 250.000 botellas, dos royal warrants y refinadas estancias donde se rodaron películas como James Bond 007. Venden vinos y licores de gran prestigio en todo el mundo.
Penhaligon’s provee desde 1870 a la familia real y a todo el que se acerque a Burlington Arcade en busca de exclusivas fragancias. Cuenta con dos royal warrants, faltaría más.
Lock & Co. Hatters. La empresa familiar de sombreros más vetusta del mundo presume de haber cubierto las cabezas de famosos desde 1676. Hágase un sombrero a medida como hicieron Charles Chaplin o lord Nelson. Precio: 300 euros.
James J. Fox. Los puros por excelencia y con pedigrí, desde 1787. Uno de los pocos comercios en los que está permitido fumar. En la planta baja hay una exposición sobre la marca y fumadores ilustres y en la planta alta, un salón no apto para asmáticos.
Guía de viaje
Desayuno en el Rooftop Bar del ME London.
Dónde dormir: en el hotel ME London, del lujo al lujo. Deje que le mimen como a nadie en este cinco estrellas sofisticado y rompedor. Disfrute de un desayuno con vistas de todo elskyline desde su terraza o de una deliciosa cena en el restaurante STK. Alérgicos, este es su lugar. Desde 260 euros.
Dónde beber: en Berry Bros & Rudd, la tienda de vinos y licores con más solera de Europa. Han lanzado la ginebra Nº3 London Dry Gin, creada por el único doctor en destilación de esta bebida del mundo. La aliada perfecta para preparar Negronis, Dry Martinis o el mítico gin-tonic.
Dónde comer: en el Quaglino’s, el primer bistró del país en ser frecuentado por un monarca británico. Nunca falta la música en vivo, las ostras ni el caviar. En el mercado de St. James encontrará Aquavit, un restaurante con gusto nórdico y dos estrellas Michelin.
Dónde leer: acuda a la librería Hatchards, en la calle Picadilly. 221 años de historias avalan a la decana de las tiendas de libros británicas. También sus tres royal warrants, casi nada.