Un capricho de Navidad: dormir en un iglú de cristal
En el extremo norte del país, en la Laponia finlandesa, la estación invernal de Saariselkä ofrece actividades para toda la familia: esquí de fondo, trineos con perros husky, paseos con raquetas o motos de nieve. Cerca, en el pequeño pueblo de Kakslauttanen, además puedes vivir la experiencia de dormir en iglús térmicos con techo de cristal bajo un cielo a menudo animado por las auroras.
AURORAS BOREALES

En el interior de los iglús térmicos del Kakslauttanen Arctic Resort no falta ningún detalle, especialmente en sus suites. Tienen capacidad para dos personas y un techo de un material similar al cristal que no se empaña, no deja entrar el frío y permite ver el cielo toda la noche. No existe nada igual en ningún otro lugar del mundo.

A unos diez kilómetros de las pistas y los hoteles de la estación de esquí de Saariselka se encuentra el pequeño pueblo de Kakslauttanen, al que se tarda en llegar desde la estación de esquí unos diez minutos en taxi y no mucho más en autobús. En Kakslauttanen se encuentra la empresa más famosa y celebrada de Finlandia, el Kakslauttanen Arctic Resort. Dentro de sus iglús, la temperatura es estable: 24º centígrados. Fuera, el termómetro puede llegar a marcar, en pleno invierno, hasta 30 grados bajo cero.

Tumbarse en el interior de los iglús térmicos del Kakslauttanen Arctic Resort transmite una sensación magnífica. Con suerte, si la noche es clara, se puede contemplar, en manga corta, uno de los más extraordinarios espectáculos del planeta: el cielo ártico estrellado con el mágico baile de las luces del norte.

A 30 kilómetros del aeropuerto de Ivalo se encuentra Saariselka, la estación de esquí más divertida, sin dudarlo, del norte de Europa. En invierno cuenta con 200 kilómetros de pistas para esquí de fondo, iluminadas durante más de 30 kilómetros, a las que se añaden algunas de esquí alpino y llanuras y colinas de un blanco infinito en las que se puede avanzar con trineos de caballos.

El Kakslauttanen Arctic Resort comenzó su historia, a principios de los años setenta, con una minúscula cafetería y un poste de gasolina, y ofrece, ahora, 25 cabañas de madera, tres tipos de saunas, capilla de hielo, parque de renos, iglús de hielo y nieve y su más sugerente tentación viajera, iglús térmicos con techo de cristal.

A unos diez kilómetros de las pistas y los hoteles de la estación de esquí de Saariselka se encuentra el pequeño pueblo de Kakslauttanen, al que se tarda en llegar desde la estación de esquí unos diez minutos en taxi y no mucho más en autobús. En Kakslauttanen se encuentra la empresa más famosa y celebrada de Finlandia, el Kakslauttanen Arctic Resort.

En la Laponia finlandesa, decenas de caminos llevan en este territorio a ríos y lagos, a bosques realmente vírgenes, a los territorios del reno y a la entrada de parques nacionales que congelan sus vistas en invierno, petrificados y blancos.

La Laponia finlandesa, territorio de los samis, a la que se accede desde el aeropuerto de Ivalo, mil kilómetros al norte de Helsinki, es la última frontera del país, un lugar bellísimo y casi deshabitado que conoce con seguridad todos los tonos y maravillas de la nieve. Sus paisajes, de un blanco infinito, animan a recorrerse en excursiones en motos de nieve, avanzando lentamente con raquetas…

Las principales agencias de viaje ofrecen viajes combinados a la Laponia finlandesa, especialmente en el puente de diciembre y en Navidad, fechas en las que a los atractivos de la zona se une la llamativa posibilidad de entregar la carta en mano a Papá Noel, que tiene dos casas: una, en Rovaniemi y otra, aún más al norte, en Kakslauttanen.