Africa: Casablanca. Historia y encanto en un solo sitio.

No cabe duda que África esconde un extenso escando, más allá de todo lo que ofrecen los safaris y la sábana salvaje, vale retomar lo encantador que puede ser la región del norte. Como perfecto ejemplo, se encuentra Marruecos, situado sobre el mediterráneo, separado por unos cuantos kilómetros de España por el estrecho de Gibraltar, posee el misterio otorgado por los bereberes, la ciudad perfecta por empezar es Casablanca.

Casablanca es la ciudad mayor de Marruecos a pesar de que no es su capital, también es su principal puerto. Podrán recordarla gracias a la película homónima de 1942, protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, pero lo que ofrece este destino va mucho más allá, un punto principal es que no está abarrotada por turistas.

Para empezar, en el corazón de Casablanca se encuentra el Boulevard Mohammed V, una de las avenidas más importantes construidas durante el tiempo de control francés, todos sus edificios y esculturas siguen manteniendo su aspecto bello, casi como si se estuviera en 1930.

Aunque las cafeterías ya no están de moda, todavía quedan algunos que son dignos de ser visitados, como Café Champs Elysée, Café des Négociants o Le Petit Poucet, que en su momento fueron transcurridos con personajes como Edith Piaf, Albert Camus o el autor del Principito, Antoine de Saint-Exupéry.

A media cuadra de la gran avenida se encuentra Cinéma Rialto, uno de los tantos cines que puso en alto el nombre de Casablanca en términos de arquitectura, en su momento, los arquitectos al tener la posibilidad de empezar desde cero, daban rienda suelta a su imaginación para crear las más fantásticas construcciones.

Cerca, se encuentra Marché Central, un histórico mercado con elementos franceses, puede comprar ostras para probar con un toque de limón, después del final de la mañana puede comprar pescado fresco, llevarlo a uno de los restaurantes cercanos y comer para el almuerzo.

Además, no puede olvidar pasearse por la Medina Antigua, toda una escena con caminos entrelazados, burros esperando a sus dueños, vendedores de agua, frutas y verduras. Una verdadera experiencia de lo que es estar es una ciudad marroquí.

Al momento de ir a los cafés, de estilo Art Déco, visite sus techos para contar con una gran vista de Casablanca. Por otro lado, para comprar auténticos souvenires, lo puede lograr en los mercados de Habous.

Si usted necesita ir a un museo, para tener una experiencia más completa, visite el Museo Marroquí Judío, que muestra una cara desconocida de la ciudad africana.

En caso de querer algo más elegante, puede cenar en el restaurante Relais de Paris, probar el pato y el vino especial de Marruecos.

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