Planeta o Plástico: Plástico hasta en el aire que respiras
Dos estudios alertan de la presencia de microplásticos en la atmósfera y de cómo estos afectan a las bacterias que producen el 10% del oxígeno de la Tierra
Desgraciadamente, están a la orden del día las noticias que muestran como el plástico se acumula en todo tipo de ecosistemas o como la fauna marina se ve afectada por el consumo involuntario del mismo. No obstante, en tanto los científicos de todo el mundo se adentran en el estudio de las consecuencias que su uso desproporcionado y mala gestión están produciendo, el problema va adquiriendo dimensiones mayores.
Plástico en la atmósfera
Es el caso del estudio titulado Atmospheric transport and deposition of microplastics in a remote mountain catchment, publicado el pasado mes de abril en revista especializada Nature Geoscience. En él, sus autores informaban de como los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera y terminar en regiones muy alejadas de su fuente de emisión original.
Los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera distancias de al menos 100 kilómetros
Con anterioridad estas minúsculas piezas de plástico ya se habían encontrado en ríos y océanos de todo el mundo, así como en las aisladas y prístinas regiones polares, sin embargo, las investigaciones habían sugerido que estos microplásticos habían llegado a su destino al viajar largas distancias a través de los ríos.
Hasta el momento, existía una gran laguna de información sobre si la contaminación por microplásticos podía viajar a través de la atmósfera y es esto precisamente lo que Deonie Allen del Laboratorio de Ecología funcional de Touluse y sus colegas dieron a conocer.
El equipo, el cual que llevó a cabo su investigación en una cuenca remota de los Pirineos franceses durante un período de cinco meses, encontró que cantidades sustanciales de microplásticos y residuos de fibra se acumulaban en sus alrededores. Halladas partículas de tamaños menores de cinco milímetros de largo, muchas de ellas no visibles a simple vista, los científicos pudieron calcular la tasa de deposición diaria de microplásticos que se sitúa en unas 365 partículas por metro cuadrado.
De este modo, usando simulaciones atmosféricas, los autores demostraron que los estos microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera desde distancias de al menos 100 kilómetros, proporcionando una explicación a como podía haberse encontrado tal cantidad en una zona de montaña como los Pirineos.
Este estudio sugiere que el transporte atmosférico puede ser una vía importante por la cual los microplásticos pueden alcanzar e impactar regiones prístinas que se creían ajenas al problema, pero también el indicio necesario para sospechar que además del plástico que acaba en nuestro organismo a través de su acumulación en las cadenas tróficas, podríamos estar respirando considerables cantidades de plástico.
Más plástico, también menos oxígeno
Si el hecho de estar respirando plástico podría no resultar suficientemente dramático, a esto debemos de añadir otra mala noticia. En esta ocasión la información llega a través del equipo de la doctora Sasha Tetu, de la Universidad Macquarie, el cual a mediados del mes de mayo daba a conocer en la revista Communications Biology los resultados de su estudio titulado: Plastic leachates impair growth and oxygen production in Prochlorococcus, the ocean’s most abundant photosynthetic bacteria.
El 10% del oxígeno que respiramos proviene de un género de bacteria llamada Prochlorococcus que habita en el océano
Podríamos pensar que el oxígeno en la Tierra procede en su totalidad de las plantas. No obstante, nada más lejos de la realidad, el 10% del oxígeno que respiramos proviene de un género de bacteria llamada Prochlorococcus que habita en el océano. Y ahora las pruebas de laboratorio de Tetu han demostrado que estas bacterias son susceptibles a la contaminación plástica. «Encontramos que la exposición a sustancias químicas filtradas por la contaminación plástica interfirió con el crecimiento, la fotosíntesis y la producción de oxígeno de Prochlorococcus, la bacteria fotosintética más abundante del océano» explica la investigadora. Ahora nos gustaría explorar si la contaminación plástica está teniendo el mismo impacto sobre estos microbios en el océano»
Se estima que la contaminación plástica causa perdidas anuales por un valor de más de 13.000 millones de dólares en daños económicos en los ecosistemas marinos, y el problema solo hace que empeorar, ya que se estima que el peso del plástico en los océanos superará al de los peces para el año 2050.
«Esta contaminación puede filtrar una variedad de aditivos químicos en ambientes marinos, pero a diferencia de las amenazas que se plantean para los animales que ingieren el plástico o se enredan en los escombros depositados en el mar, la amenaza que estos lixiviados representan para la vida marina ha recibido relativamente poca atención«, explica la doctora Lisa Moore, coautora de la investigación.
El primer estudio al respecto
Se trata del primer estudio de este tipo en el que los investigadores analizaron los efectos que estos químicos tienen en la vida más pequeña de nuestros océanos, las bacterias marinas fotosintéticas. «Observamos un grupo de diminutas bacterias verdes llamadas Prochlorococcus, que es el organismo fotosintético más abundante en la Tierra, con una población global de alrededor de tres octillones -1048 individuos- » explica Sasha.
«Estos pequeños microorganismos son críticos para la red alimentaria marina, contribuyen al ciclo del carbono y se cree que son responsables de hasta el 10% de la producción global total de oxígeno«, puntualiza Moore, haciendo hincapié en la importancia fundamental de estos microbios para la salud del océano. «Una de cada diez veces que respiras es gracias a estos pequeños, pero no se sabe casi nada sobre cómo las bacterias marinas como el Prochlorococcus responden a los contaminantes humanos».
Una de cada diez veces que respiras es gracias a estas bacterias pero no se sabe casi nada sobre cómo Prochlorococcus, responde a los contaminantes humanos
En el laboratorio, el equipo expuso dos cepas de Prochlorococcus encontradas a diferentes profundidades en el océano a productos químicos lixiviados de dos productos plásticos comunes: bolsas de plástico grises -fabricadas de polietileno de alta densidad- y PVC. Descubrieron que la exposición a estos productos químicos perjudicaba el crecimiento y la función de estos microbios, incluida la cantidad de oxígeno que producen, así como alteraban la expresión de una gran cantidad de sus genes.
«Nuestros datos muestran que la contaminación plástica puede tener impactos generalizados en el ecosistema más allá de los efectos conocidos sobre los macroorganismos, como las aves marinas y las tortugas», comenta Sasha. «Si realmente queremos entender el impacto total de la contaminación plástica en el ambiente marino y encontrar formas de mitigarla, debemos considerar su impacto en grupos microbianos clave, incluidos los microbios fotosintéticos», concluye.