Italia: La catedral de Florencia, maravilla del Renacimiento
Símbolo del poder y la prosperidad de la capital toscana, la basílica de Santa María del Fiore asombró al mundo con su colosal cúpula, diseñada por Filippo Brunelleschi
«Qué hombre, por duro de corazón o envidioso que sea, no alabaría a Pippo, el arquitecto, cuando ve aquí esta enorme construcción elevándose por encima de los cielos, lo bastante vasta como para cubrir a toda la población toscana con su sombra, y hecha sin ayuda de vigas ni complicados soportes de madera?». Casi seis siglos después, la admiración que en 1436 expresaba León Battista Alberti ante la gran realización de Filippo Brunelleschi –Pippo, como le llamaban sus paisanos– aún no se ha desvanecido. La catedral de Santa María del Fiore es, sin duda, una de las grandes gestas de la arquitectura y la ingeniería del Renacimiento, por la pureza de sus líneas, sus dimensiones y el asombroso ingenio de sus constructores. El proyecto se inició en 1296 y se prolongó a lo largo de 175 años.
Arnolfo di Cambio fue el primer capomaestro o jefe constructor. Su obra se enmarca en el gótico italiano, una versión moderada del gótico popular de otras partes de Europa. Tras su muerte en 1310, las obras se paralizaron. En la década de 1330, la institución encargada de las obras, la Obra de la Catedral (Opera del Duomo), quedó bajo la dirección y financiación del gremio de la lana, grupo dominante de la política florentina y responsable de revitalizar las obras. Desde entonces diversos arquitectos fueron capomaestro, entre ellos Andrea Pisano en 1331, que inició la construcción del campanario según el diseño original de Giotto di Bondone.
La cúpula de Santa María
La gran cúpula que remata la catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, se alza majestuosa sobre la ciudad del Arno. A día de hoy, con sus 55 metros de diámetro, sigue siendo la cúpula más grande del mundo. La catedral de Santa María del Fiore es, sin duda, una de las grandes gestas de la arquitectura y la ingeniería del Renacimiento, por la pureza de sus líneas, sus dimensiones y el asombroso ingenio de sus constructores. El proyecto se inició en 1296 y se prolongó a lo largo de 175 años.
La joya de Florencia
En esta vista aérea de la ciudad de Florencia destaca la catedral con su grandiosa cúpula y una altura de 114 metros. En la imagen se aprecia la fachada del edificio, orientada hacia el baptisterio, y a su lado el campanile, obra de Giotto, con una altura de 84,70 metros.
Los frescos de la cúpula
La decoración del interior de la cúpula de Santa María del Fiore fue encargada por Cosme I de Médicis a Giorgio Vasari. Los frescos los terminó Federico Zuccari en 1579, tras la muerte de Vasari. Se trata de una composición basada en el Juicio Final, inspirada en la Divina comedia de Dante
El interior de la catedral
En 1348, los trabajos de construcción se detuvieron debido a la primera gran plaga de Peste Negra que azotó Florencia y que redujo la población de la ciudad hasta su quinta parte. Los coloridos mármoles que decoran los pavimentos interiores de Santa María del Fiore datan del siglo XVI y son obra de los arquitectos Baccio d’Agnolo y Francesco da Sangallo.
Retrato de Filippo Brunelleschi conservado en Santa María del Fiore
«Qué hombre, por duro de corazón o envidioso que sea, no alabaría a Pippo, el arquitecto, cuando ve aquí esta enorme construcción elevándose por encima de los cielos, lo bastante vasta como para cubrir a toda la población toscana con su sombra, y hecha sin ayuda de vigas ni complicados soportes de madera?», dijo León Battista Alberti del genio de Brunelleschi.
El baptisterio de San Giovanni
Levantado ante la catedral de Santa María, el baptisterio se empezó a construir en el siglo IV. Tiene un diseño de planta octogonal. En él destacan las puertas de bronce de Andrea Pisano, del siglo XIV, y de Lorenzo Ghiberti, del siglo XV.