Curiosidades: 11 cosas que no sabías sobre la Vía Láctea
Te contamos algunas cosas que te sorprenderán sobre nuestro barrio galáctico
La Vía Láctea es mayormente plana
Nuestra galaxia tiene, en promedio, cien mil años luz de ancho pero tan solo mil años luz de espesor. Es decir, podríamos afirmar que es prácticamente plana.
Un anciano cósmico
Analizando la edad de las estrellas que la componen y relacionándolas con el momento en que se produjo el Big Bang ha podido comprobarse que la Vía Láctea es tan antigua -casi- como el propio universo. Y aunque es imposible afirmar con exactitud la edad del universo, existe un consenso científico por el cual se estima que se ha de encontrar entre los 13.761 y los 13.835 millones de años. La edad de la Vía Láctea se situaría en torno a los 13.600 millones de años.
El vecindario galáctico
La Vía Láctea también está rodeada por más de 150 grupos de estrellas antiguas, algunos de los cuales contienen las más antiguas del universo. Llamados cúmulos globulares, estos conglomerados estelares primordiales viven en el halo de la Vía Láctea y orbitan alrededor del centro galáctico. Cada uno está abarrotado de cientos de miles de estrellas. También alrededor de la Vía Láctea existen docenas de galaxias satélite; la mayoría de ellas son muy difíciles de detectar, sin embargo otras, como las Nubes de Magallanes son claramente observables cada noche en el hemisferio sur de la Tierra.
La mayoría de edad del sistema solar
Un año galáctico o cósmico, es el tiempo que tarda el sistema solar en realizar una órbita alrededor del centro de la Vía Láctea. Este se desplaza por el espacio a una velocidad aproximada de unos 800.000 km/h, por lo que las estimaciones indican que medido en años terrestres, debe situarse entre los 225 y 250 millones, es decir la Tierra tiene 18 años galácticos, y la última vez que estuvo en el mismo lugar en el que se encuentra ahora, los continentes se encontraban formando la Pangea y los dinosaurios se extendían por la faz de la Tierra.
Galaxias compañeras
La Vía Láctea no es un universo insular, sino un miembro de un pequeño grupo de galaxias llamado Grupo Local. El Grupo Local contiene alrededor de 3 docenas de galaxias conocidas, agrupadas en dos subgrupos alrededor de dos galaxias espirales masivas: la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda. En varios miles de millones de años es posible que la Vía Láctea y Andrómeda colisionen y se fusionen para formar una gran galaxia elíptica.
Un corazón oscuro
Nuestra galaxia, como muchas otras, esta gobernada por un agujero negro. Llamado Sagitario A, este agujero negro supermasivo, tiene una masa equivalente a 4 millones de soles. Hasta el momento nunca hemos podido observarlo directamente ya que se encuentra escondido entre densas y tupidas nubes de polvo y gas. Sin embargo, los astrónomos han podido seguir las órbitas de las estrellas y las nubes de gas próximas al centro galáctico, lo que les permitió advertir su masa.
Los latidos de Sagittarius A
La Vía Láctea está soplando enormes burbujas de gas extremadamente caliente y partículas energéticas. Extendiéndose por encima y por debajo del plano galáctico, estas llamadas burbujas de Fermi se disparan directamente desde el centro de la galaxia, alimentadas por un viento que sopla a dos millones de millas por hora. Desconocido hasta 2010, no está del todo claro por qué existen las burbujas, pero los científicos creen que podrían estar relacionadas con el frenesí muerte nacimiento alrededor de Sagittarius.
La galaxia caníbal
Ciertas pistas, entre ellas la presencia de una estrella gigante roja que por su metalicidad parece ser una reliquia del universo temprano, ha puesto a los científicos sobre la pista de que la Vía Láctea es, en realidad, una galaxia caníbal. Es decir, que desde su formación temprana, ha adquirido su tamaño actual “tragándose” a otras galaxias enanas y estructuras galácticas de menor influencia gravitatoria.
Rodeados de un halo oscuro
La Vía Láctea está incrustada en un grupo de materia oscura que es mucho más grande y masiva que la galaxia misma. A finales de la década de 1960, la astrónoma Vera Rubin dedujo la presencia de estos halos invisibles alrededor de las galaxias cuando observó que las estrellas cercanas al borde de Andrómeda estaban girando alrededor del centro de la galaxia a velocidades que deberían enviarlas volando hacia el espacio. Y sin embargo, esto no pasaba, lo que significa que una especie de “pegamento cósmico mantenía todo junto”. Ahora sabemos que ese pegamento se llama materia oscura.
Un abrupto final
En unos cuatro mil millones de años, la Vía Láctea colisionará con su vecino más cercano, la Galaxia de Andrómeda (en la imagen). Las dos galaxias espirales se precipitan una hacia la otra a 250,000 millas por hora. Cuando se estrellen entre sí, no será tan catastrófico como se pueda imaginar: la Tierra probablemente sobrevivirá, y muy pocas estrellas serán destruidas ya que las distancias entre estas son enormes. Sin embargo la Vía Láctea tal y como la conocemos dejará de existir para dar lugar a una supergalaxia cuyo brillo en el cielo, mayor y muy diferente al que podemos apreciar hoy en día en una noche oscura, durará millones de años.
La hermana gemela de la Vía Láctea
La Vía Láctea es una galaxia espiral, una de las más comunes en el universo. Y aunque esta imagen tomada por el Telescopio Espacial Hubble bien podría tratase de nuestra galaxia, se trata en realidad de NGC 1073, que se encuentra en la constelación de Cetus o el monstruo marino, y que he conocida por los astrónomos como “la Hermana”.