Asía: El legado de la mítica Samarcanda
En sus mezquitas de reflejos azules y bulliciosos mercados la ciudad uzbeka exhibe la relevancia que ostentó como etapa en la Ruta de la Seda y antigua capital del imperio de Tamerlán
Monumento a las caravanas que cruzaban Asia central
Equidistante entre China y el Mediterráneo, la ciudad era un refugio para los caravaneros antes de encarar los inmensos desiertos o las inexpugnables montañas. Trajinaban mercancías, pero circulaban también religiones, inventos, tradiciones…
Fundada en el siglo VII a.C., la ciudad alcanzó su apogeo en los siglos XIV y XV.
Observando las tres imponentes madrasas (escuelas) es imposible no sentirlo: la plaza del Registán tiene un magnetismo especial. Y aunque la fama de Samarcanda se asocia a Tamerlán, que estableció aquí la capital de su imperio, esta plaza debe su majestuosidad a su nieto, el astrónomo Ulug Beg.
Los tigres de la madrasa de Sher Dor desafían la ortodoxia del islam
Tres madrasas imponentes se alzan en sendos costados del Registán, enmarcando un enorme espacio rectangular. El conjunto tomó su aspecto actual en el siglo XVI, aunque la primera piedra la puso Ulug Beg. Este ordenó erigir la primera y homónima madrasa en 1417, así como caravasares, khanagas (alojamientos para derviches), una mezquita y un hamam. Un siglo después, el gobernador Yalangtush, reemplazó esos edificios secundarios por dos madrasas: Sher Dor (1636), casi simétrica a la de Ulug Beg y decorada con dos tigres; y Tillya Kari (1660), la única sin minaretes pero con una mezquita en su interior que, siglos después, pasó a ser de referencia en la ciudad.
Destellos azules
El arte decorativo más característico de Uzbekistán posiblemente sea la cerámica vidriada. Tuvo su apogeo con la dinastía timúrida cuando azulejos, baldosas de mayólica y terracotas labradas recubrían cúpulas, fachadas e interiores. El característico color azul procedía del lapislázuli, la piedra turquesa o el cobalto. Pero el esmaltado no era tan solo una cuestión estética sino que aportaba gran durabilidad en un entorno desértico.
El arte de la cerámica vidriada
Y si bien en el islam abundan las decoraciones geométricas, florales o caligráficas, en Uzbekistán no es extraño encontrar seres vivos desafiando la ortodoxia religiosa, como en la madrasa de Sher Dor. Entre los ejemplos más espectaculares de cerámica vitrificada en Samarcanda, cabe destacar la mezquita Bibi Khanum, la necrópolis de Shah-i-Zinda y la cúpula del mausoleo de Tamerlán.