Al entrar en el salar, los vehículos parecen levitar en un mar de nubes. Al principio desconcierta: lo habitual es mirar hacia arriba y ver el cielo y mirar hacia abajo y ver la tierra, pero no aquí, aquí parece que a todo le han dado la vuelta, que se anda cabeza abajo, el horizonte se pierde y no hay referencias de la distancia.
El salar de Uyuni -el de mayor extensión contínua del mundo- es lo más parecido a caminar entre nubes, al menos en la época de lluvias, cuando una fina capa de agua inunda el salar creando un espejo de reflexión perfecta. Los atardeceres en esta época son épicos. Al contrario, en época seca, la extensión se convierte en un gigantesco desierto de sal con dibujos de hexágonos perfectos de un blanco rabioso que hace daño a la vista. El salar se encuentra en el departamento de Potosí y es la reserva de litio más grande del mundo -se calculan en un 90 % las reservas mundiales de este importante mineral-.