De los bajos fondos del río Moldava (República Checa) nació una de las criaturas mágicas más enigmáticas de la historia: el Gólem de Praga. Echando mano del barro acumulado en las orillas, el rabino Rabbí Löw dio a luz a un ser basto e indefinido. En su frente, una única palabra, ‘verdad’. Con la ayuda de dos compañeros, los hombres dieron vida allí mismo a aquella criatura destinada a defender al pueblo judío de los incesantes ataques antisemitas. Con el paso del tiempo, el rastro del gigante se fue diluyendo hasta perderse en la memoria colectiva. En la actualidad se piensa que su cuerpo sigue reposando en la Sinagoga vieja-nueva de Praga, a la espera de una nueva orden.