España: Monasterio de Piedra, un oasis de agua en la provincia Zaragoza
Bosques y saltos de agua rodean el antiguo convento cisterciense, erigido siglos atrás en la cabecera del río Piedra
El rumor del agua llega a todos los rincones del Parque Natural del Monasterio de Piedra, un paraje de Aragón donde convergen patrimonio y naturaleza. El río Piedra lo esculpió con el tiempo, creando un vergel de cascadas y lagos. En el siglo XII, unos monjes eligieron aquel lugar aislado para fundar un cenobio de retiro. Situado hoy cerca de Nuévalos, la entrada al parque se realiza por el monasterio que ha conservado el claustro, la sala capitular y la abadía, rehabilitada como alojamiento.
Acoge este año «800 días para el 800 aniversario», un evento con exposiciones y conciertos que conmemora los ocho siglos de su fundación
Diversas sendas recorren el espacio, enlazando una decena de cascadas y cuevas que se abren tras las cortinas de agua. La más alta es la Cola de Caballo (90 metros) que esconde la gruta Iris, con salientes que hacen de mirador, aunque es la peña del Diablo el punto más panorámico. El Monasterio de Piedra celebrará en 2017, un evento con exposiciones y conciertos que conmemora los ocho siglos de su fundación bajo el título «800 días para el 800 aniversario».
Agua por doquier
La cascada Caprichosa, con el lago Baño de Diana en su base, es una de las caídas de agua más fotografiadas y bellas del Monasterio de Piedra.
Senderismo por el parque
Una de las mejores maneras de descubrir el recinto del Monasterio de Piedra es haciendo senderismo y dejando que el murmullo del agua guíe nuestros pasos por el parque. Una caminata de unas dos horas y media aproximadamente permite descubrir todos los rincones de la zona.
Cascada Cola de Caballo
Durante el paseo por el Parque Natural del Monasterio de Piedra, declarado bien de interés natural en 1983, numerosas cascadas nos salen al paso en medio de un entorno idílico. La de la Cola de Caballo es la más alta de todas, con unos 90 metros de caída libre de agua.
Río Piedra
Uno de los principales responsables de la belleza del lugar es el río Piedra, que a su paso cerca del Monasterio ha ido modificando el paisaje a lo largo del tiempo para crear un oasis paradisiaco de verdor.
Gruta Iris
Tras la cascada de la Cola de Caballo, una enorme gruta creada con la paciencia del tiempo recibe al visitante con imágenes casi mágicas, especialmente al atardecer. El Parque Natural ofrece la posibilidad de visitar varias grutas naturales como la del Artista, la de la Bacante, la de la Pantera o la de Carmela.
Muros con siglos de historia
El estilo de la arquitectura Cisterciense se muestra en todo su esplendor entre las solemnes paredes del Monasterio de Piedra, cuya construcción data del siglo XII.
El claustro
La iglesia, de la que apenas quedan los cimientos, antiguamente daba acceso al claustro. Con grandes arcos apuntados y decorados con motivos florales, a su vez daba acceso a las distintas dependencias del Monasterio.
Sala capitular
Una de las partes más bonitas del interior del Monasterio es la Sala Capitular. Se trata de una estancia que requería amplitud para poder dar cobijo a todos los monjes, ya que constituía el núcleo de la actividad monástica.