Grandes Reportajes: Polonia, la sorpresa de Europa central
Varsovia es el arranque de este viaje circular por la llanura polaca, con paradas en las ciudades históricas y en la cordillera de los Tatras, ya en la frontera con Eslovaquia, donde el cálido verano del país se refresca con el aire de los Cárpatos. Un recorrido que en muchas de sus etapas coincide con la curva que traza el silencioso río Vístula por el territorio de este país.
Tras el largo invierno, la capital polaca devora con avidez los meses de buen tiempo, cuando despliega sus mejores colores en los parques y paseos arbolados. La existencia de esta ciudad se puede considerar un auténtico milagro después de quedar arrasada en 1944. Las terrazas de la Rynek Starego Miasta, la plaza de la Ciudad Vieja, junto a la estatua de la sirena guerrera, permiten contemplar ese prodigio de recuperación y cómo Varsovia, a pesar de su doloroso pasado, siempre transmite entusiasmo.
Todo en el bullicioso Stare Miasto (Ciudad Vieja) transmite vitalidad, entre sus plazas, mercados al aire libre y callejuelas conectadas con la Plac Zamkowy, la plaza del Castillo. En esta última se alza la estatua del rey Segismundo III, cuyas manos sostienen una cruz y una espada, dos elementos que recuerdan a los polacos su deber de defender un país profundamente católico. Esta plaza es el inicio de la llamada Ruta Real, la vía que cruza el centro flanqueada de palacios neoclásicos e iglesias. El corazón de Chopin, hijo ilustre de la ciudad, se conserva en una de ellas, en la iglesia barroca de la Santa Cruz.
Montes Tatras
La cordillera que delimita la frontera con Eslovaquia vista desde el Parque Nacional Pieniny, en Polonia. El terreno se va encrespando según nos acercamos a Zakopane, ciudad de referencia para los deportes de nieve y puerta de entrada a la cordillera de los Tatras. Lagos, cumbres redondeadas y bosques de abetos donde habita una de las mayores poblaciones de osos de Europa componen el paisaje de los Tatras.
Varsovia
La plaza Zamkowy o del Castillo, con la columna de Segismundo en el centro y, a la derecha, el Castillo Real, es un símbolo de la independencia de Polonia. Esta plaza es el inicio de la llamada Ruta Real, la vía que cruza el centro flanqueada de palacios neoclásicos e iglesias. El corazón de Chopin, hijo ilustre de la ciudad, se conserva en una de ellas, en la iglesia barroca de la Santa Cruz.
Parque Lazienki
La mayor zona verde de Varsovia incluye palacios y jardines del siglo XVIII, así como invernaderos del XIX. Renovada y actualizada, ha ganado en modernidad a la más agraciada e intacta Cracovia. En la cordial competencia histórica que mantienen las dos ciudades, la capital ha aprovechado la prosperidad económica que aportó la entrada del país en la Unión Europea con una apuesta por la arquitectura atrevida y los nuevos museos.
Breslavia
La fachada gótica del Ayuntamiento (siglos XV – XVI) recuerda los edificios de las ciudades flamencas. Breslavia es un capricho del río Oder. Basta con mirar un mapa para comprobar que se trata de un enclave acuático, levantado sobre doce islas unidas por puentes, esclusas, muelles y paseos que rodean el casco antiguo y la universidad.
Una antigua fábrica de Lódz
Una peculiaridad de Lódz es que, en lugar de un laberíntico casco antiguo, posee el rectilíneo bulevar Piotrokowska. En pleno auge del textil, los empresarios convertidos en nuevos ricos exhibían sus mansiones en esta avenida, mientras detrás ocultaban las fábricas de ladrillo y las modestas casas de los obreros
Breslavia
Las fachadas barrocas de la plaza del Mercado iluminadas. En la fotografía se distinguen el tejado gótico y la torre del Ayuntamiento. Entre las ciudades polacas Breslavia se ha ganado fama por su gastronomía
Plaza del Mercado
La Plaza del Mercado (Rynek Glowny) y la basílica de Santa María ocupan el corazón de Cracovia. La antigua capital polaca sobrevivió casi intacta a la Segunda Guerra Mundial. Guarda un centro histórico inmaculado, repleto de iglesias y edificios de los siglos xvi y xvii.
Morskie Oko
La excursión hasta este lago de los Tatras se emprende desde Zakopane. Se halla a 1.395 metros de altitud. Lagos, cumbres redondeadas y bosques de abetos donde habita una de las mayores poblaciones de osos de Europa componen el paisaje de los Tatras.