Qantas testará la posibilidad de realizar vuelos de 20 horas
La aerolínea australiana estudiará este otoño la viabilidad de conectar el este de Australia con Londres y Nueva York.
DESDE SEATTLE HASTA EL FIN DEL MUNDO
El proyecto se pondrá en marcha en octubre, cuando Qantas reciba los nuevos modelos del Boeing 787-9 Dreamliner que se están ensamblando en Seattle. Será durante las horas de rodaje de estas nuevas aerolíneas cuando teste la viabilidad de superar las 20 horas de trayecto mediante la simulación de vuelos comerciales entre la costa este australiana y Londres o Nueva York. Durante los tres últimos meses del año se obtendrán resultados y a finales de 2019 la compañía australiana dará a conocer si el Project Sunrise pasará a ser una realidad… y un récord.
UN ESTUDIO MÉDICO
Aunque a simple vista parezca un desafío técnico, el verdadero objetivo de esta iniciativa es estudiar el impacto de estos trayectos de larguísimo radio en los seres humanos. Para ello, Qantas se ha asociado con diversas instituciones australianas como el centro Charles Perkins de la Universidad de Sidney, la Universidad de Monash y el Alertness CRC, un organismo estatal destinado a mejorar las condiciones de los espacios de trabajo. Sus profesionales evaluarán en los empleados de Qantas que se sometan a esta prueba magnitudes como los patrones de sueño y de alimentación para evaluar el efecto que casi un día de vuelo tiene en la salud, el bienestar y el ritmo biológico. Y, sobre todo, si las consecuencias se adaptan a las exigencias en esta materia de las autoridades internacionales.
YA ES TECNOLÓGICAMENTE POSIBLE
Tanto el Boeing 787-9 Dreamliner (en la imagen) como el Airbus A350 son modelos de aeronaves que están más que preparados para este desafío. Los avances que ambas cabinas presentan en la reducción de ruido y en la comodidad de sus asientos permiten que el trayecto sea muy cómodo y que se reduzca al mínimo tanto el jet lag como el síndrome de la clase turista. Además, en los vuelos que esta compañía ya opera entre Londres y Perth (hasta ahora, el tercer mayor vuelo comercial que existe después del que conecta Singapur con Nueva York de Singapore Airlines y el que une Auckland con Doha operado por Qatar Airways), la tripulación ha implementado con éxito un programa de horarios y rutinas alimenticias por el cual los pasajeros apenas notan un impacto negativo ni en los hábitos alimentarios ni en los de sueño.
UNA APUESTA COMERCIAL… Y SOSTENIBLE
Más allá de copar titulares y de traspasar esta frontera en el mundo de la aeronáutica, este proyecto busca reducir el consumo de combustible de dos formas diferentes. La primera, ahorrando a las aeronaves los esfuerzos que supone tener que despegar y aterrizar en las escalas que hasta ahora eran necesarias para cubrir estas rutas. La segunda, adaptando el 787-9 Dreamliner a sus criterios de eficiencia energética que van desde el uso de rutas prioritarias que exigen menos consumo de combustible hasta el diseño de la cabina que se realiza con materiales de menor peso.