Centroamérica: Ruta por Guatemala para no perderse nada
De menos a más, estas son las pistas imprescindibles para conocer el fascinante país de Centroamérica.
EN EL #7: TAMBIÉN HAY VIDA EN LA CAPITAL
La capital guatemalteca, y puerta de entrada al país por su aeropuerto internacional, es una ciudad de trazo moderno, donde lo más destacado son sus comercios, restaurantes, ocio nocturno, así como algunos museos, especialmente el Ixhel de Trajes Indígenas y el Popol Vuh de arte de la civilización maya. En el centro histórico de la que hoy es la mayor capital centroamericana se pueden visitar la Catedral, acabada en 1871, y en el Palacio Nacional de Cultura, edificado en el siglo XX y decorado con frescos que narran la historia reciente del país.
EN EL #6: EL HOTEL BOUTIQUE AL MODO COLONIAL
En Guatemala es una opción interesante alojarse en antiguas mansiones convertidas en hoteles de atmósfera colonial. Las hay repartidas por todo el país, al estilo del Hotel Museo Maya de Chichicastenango, una hermosa casa colonial con mobiliario de madera y muros pintados de vivos colores, que incluye un patio central con plantas y aves, cuyo canto acompaña en el despertar. Suele ofrecer cenas de gastronomía típica y conciertos de música tradicional.
EN EL #5: CON RASTAS Y A LO LOCO
En el este del país Guatemala tiene una pequeña costa bañada por el mar Caribe, cuyo paisaje y ambiente contrastan con los del resto del país. A orillas de ese mar destaca Livingstone, con arquitectura de tipo criollo y habitada por población garífuna, de origen caribeño. Otro enclave atractivo para visitar es Río Dulce, una población que delimitan el lago Izabal y El Golfete, este un espacio acuático declarado Reserva de la Biosfera y un destino célebre por los rincones selváticos que esconde, refrescantes baños bajo cascadas y paseos en barca río abajo que se pueden realizar.
EN EL #4: LA RUINA ES BELLA
Tres volcanes rodean Antigua Guatemala. Fundada con el nombre de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, su importancia le viene por haber sido la capital en época colonial, fruto de los cual posee un gran número de iglesias, conventos, palacios y algún teatro, que son ejemplos del esplendor que alcanzó en el pasado. La mejor forma de descubrir el centro antiguo es deambular por sus calles adoquinadas, entre monumentos y mansiones, algunas transformadas en restaurantes y tiendas de artistas y de recuerdos. Muchas de ellas desembocar frente a la catedral, reconocible por sus muros pintados de amarillo chillón. Algunos de los monumentos que aquí se encuentran se preservan en ruinas, tal y como quedaron tras un terremoto en 1773.
EN EL #3: ENTRE VOLCANES MÍSTICOS
La sierra volcánica de los Cuchumatanes encierra esta laguna de 130 kilómetros cuadrados de superficie. El lago está dominado por el Santiaguito, el volcán más cercano. A su alrededor se sitúan doce pueblos de origen maya que guardan la esencia indígena del país. El lago se puede bordear con rutas de senderismo o con paseos en barca que conducen hasta los poblados. Durante los trayectos se pueden ver en las orillas pescadores que aún utilizan el sedal, mujeres lavando la ropa, tejedoras y artesanos de madera.
EN EL #2: LA EXPERIENCIA MAYA
En el norte de Guatemala, la Selva del Petén ocultó durante siglos los restos de este poderoso enclave fundado por los mayas. Acudir con la salida del sol es una de las experiencias más mágicas de la visita las ruinas de Tikal (siglos IV a.C. al X d.C.), abiertas antes del amanecer. Desde lo alto de sus pirámides, cuando la bruma se disipa, se desvela el espeso entorno selvático con las cúspides de los templos de esta ciudad que llegó a ser uno de los centros más poblados y poderosos de la civilización maya. La ciudad se articulaba alrededor de la plaza Central, donde se alzan las pirámides del Gran Jaguar (Templo I) y de las Máscaras (Templo II), unidas por una avenida con vestigios de palacios. Hoy es Parque Nacional y Patrimonio de la Humanidad.
EN EL #1: LOS MAYAS NO DESAPARECIERON
En las Tierras Altas guatemaltecas, Chichicastenando es la visita más impactante e inolvidable del país, por su colorido y autenticidad. Pequeñas iglesias y villas pintadas de vivos colores y mercados indígenas –jueves y domingos– que llenan de rituales las escalinatas de la iglesia de Santo Tomás(1540) y de vida las calles de la población. Un secreto a voces… Muchas tardes al atardecer, los niños y mujeres se reúnen en la iglesia para cantar juntos. Presenciar ese concierto anónimo es una de las vivencias más bellas e íntimas de una visita a Guatemala.