Seis pueblos para enamorarte de la Toscana
PITIGLIANO
El emplazamiento de este pequeño pueblo de la Toscana que domina sobre una peña volcánica la confluencia de dos ríos, el Lente y el Meleta, da pistas de lo que espera en esta antigua aldea etrusca de calles empedradas que aún conserva un barrio judío con su sinagoga, no en vano llegó a ser conocida como una pequeña Jerusalén.
ANGHIARI
Para conquistar este pueblo de la Toscana hay que coger fuerzas porque la abrupta colina en la que se emplaza implica subir unas cuestas empedradas de aúpa, aunque ese sea precisamente su escanto, que lo bonito no siempre está a mano. El paseo se ameniza con torres defensivas, palacios como el Pretorio, templos como la abadía de San Bartolomeo y casas centenarias que componen un decorado perfecto, que por algo está considerado uno de los pueblos más bonitos de Italia.
MONTEPULCIANO
Al sur de la Toscana, no muy lejos de Siena y entre dos valles, el de Chiana y el d’Orcia, surge entre colinas Montepulciano, tierra del afamado vino Novile. Basta acercarse a él para ver desde muy lejos que está rodeada de viñedos que nutren de uva a sus bodegas y regalan la estampa más típica de la región. La piazza Grande es el corazón de su conjunto monumental, recorrido por un gran Corso con callejuelas que se abren a cada lado y en el que se va descubriendo a cada paso la catedral, el palazzo Comunale y un conjunto de suntuosas residencias renacentistas. También se puede ir en busca de los escenarios de rodaje de la saga Crepúsculo o visitar extramuros la iglesia de la Madonna de San Biaggio.
PIENZA
Cerca de Siena, sobre una colina del valle d’Orcia, está Pienza, la ciudad de Pío (el Papa Pío II), es el primer modelo de ciudad renacentista, perfecto ejemplo de sus cánones urbanísticos en cuanto a distribución del espacio y perspectiva. Patrimonio de la Unesco, se organiza en torno a una piazza enmarcada por palacios del siglo XVI –como el de Piccolomini o el palacio Borgia…– y el Duomo, la concatedral de Santa María Assunta.