Convivir nunca fue fácil. Las fronteras son prueba y no suelen ser lugares agradables… Afortunadamente, en otras ocasiones, en cambio, la tensión diplomática no existe y es la naturaleza la que se encarga de crear trazos –irónicamente- más humanos, como en este caso. El bajo Iguazú recorre el último tramo antes de mezclarse lentamente con las claras aguas del río Paraná. Allí, poco antes de llegar a las impresionantes cataratas con más de 250 saltos, algunos de ellos superiores a los 80 metros de altura, confluyen tres países en una única frontera natural: Brasil, Paraguay y Argentina. La geografía a veces es caprichosa. Para dejar constancia de esta curiosidad, en 1903 se construyó el Hito de las Tres Fronteras, estructuras situadas a cada lado del río decoradas con la bandera de cada país.