Angkor Wat Camboya, Una ciudad perdida entre la selva

Para viajeros en busca de aventura, exploradores tras las huellas de vestigios culturales remotos, existe en el Reino de Camboya, ubicado al sur de la península de Indochina al sudeste de Asia,  un maravilloso complejo arqueológico, grupo de templos milenarios muy antiguos, construidos en ladrillo y laterita, piedra rojiza y barrosa que les imprime un rasgo particular y único. Los más actuales son de arenisca. Pese a la pátina del tiempo y a la acción de la naturaleza que los mantiene como piezas de museo, verlos de cerca es vivir un momento de gran emoción como turista o como estudioso, dada su belleza oculta por mucho tiempo entre la vegetación exuberante.

Localizados en el antiguo imperio khmer o Jemer (Angkor), en el noroeste, a 300 kilómetros de la capital de Camboya Phnom Penh, son en verdad parte de una ciudad que se niega a desaparecer y por el contrario, hoy día es uno de los grandes atractivos turísticos de esa región y del mundo. Está formada por tres templos importantes, Angkor Thom, Ta Prom y Angkor Wat, éste último un destino recomendado. Se mantuvieron durante siglos lejos del conocimiento del mundo occidental. El Parque Arqueológico de Angkor se halla a 6 kilómetros de Siem Reap, un pueblo de Camboya cercano. Son más de mil templos y algunos pueden ser observados dependiendo del tiempo que se dedique a esa tarea. Se pueden visitar las ruinas ingresando en bicicleta, en taxi-moto o en una minivan.

El naturalista francés Henri Mouhot, quien en 1858 partió hacia Siam actual Tailandia y en enero de 1860 llegó a la orilla norte del lago Tonle Sap para dirigirse a los templos, fue en verdad quien estimuló a nuevos viajeros y les despertó la  curiosidad por aquella ciudad perdida. Redescubrió los templos y escribió sobre ellos un informe. En uno de sus apartes dice: “Uno de estos templos, el Angkor Wat, rival del templo de Salomón y erigido por algún antiguo Miguel Ángel, podría ocupar un puesto de honor junto al más bello de nuestros edificios. Es más grandioso que los que nos dejaron Grecia o Roma”.

La localización  no podría ser más atractiva, en medio de una selva tropical enriquecida por bellos paisajes. Se trata de un conjunto arquitectónico con extensión de 400 kilómetros cuadrados, conformado por templos monumentales, entre los cuales Angkor Wat dedicado al dios hindú Visnu y cuya construcción duró 30 años, fue ordenada por el rey Suryavarman II que reinó entre 1.131 y 1.150 después de Cristo, con la idea de servir como mausoleo para guardar sus cenizas luego de su muerte. Es sin duda el más representativo de todos. El templo central es un edificio de tres pisos, comunicado por galerías con muchos bajorrelieves que representan escenas mitológicas sobre la batalla de Kurukshetra. En lo más alto de la torre se hallaba una estatua de oro de Vishnu. 

Los muros de Angkor Wat están rellenos de relieves y esculturas talladas en piedra. Cinco torres y un santuario principal lo caracterizan en su arquitectura. Angkor Wat es pura magia. El lugar se llena de turistas deseosos de vivir un momento inolvidable, pues ejerce un fuerte impacto que invita a la paz y la meditación. Angkor Wat es Patrimonio de la Humanidad. Eso explica la afluencia cada día más notoria de viajeros deseosos de estar allí, de respirar el aire puro de la jungla, de aprovechar para captar todas las imágenes posibles, en fin de pasar una temporada lejos del bullicio de ciudades congestionadas y complejas. En Angkor Wat se deleita la tranquilidad que suscita el silencio, la música de la naturaleza, la estética de los templos inmersos entre árboles frondosos y especies de la flora y la fauna local. Cinco torres de simetría perfecta representan las cinco colinas del monte Meru, casa de los dioses y centro del universo hindú. Sólo el conjunto de Angkor Wat ocupa dos kilómetros cuadrados, pero por su legado, su importancia y su estructura, es el mayor templo religioso del mundo. Todo allí es hermoso, imponente, soberbio en diseño, mágico. Las palabras no alcanzan para describir esta obra grandiosa.

Camboya es un país afortunado por su geografía de prodigio. Es económico y la gente muy amable. Ideal para quienes desean unas  merecidas vacaciones, para viajeros estudiosos y para todo aquel que aprecia el valor de la cultura a lo largo de miles de años de existencia, la historia y el arte oculto aparentemente entre  las ruinas de dichos templos. Tendrán tiempo para contemplar pasillos y corredores, espacios interiores, decoración, símbolos cósmicos y demás elementos del sincretismo religioso asiático.

Hoy en día más de 2 millones de personas visitan los templos cada año. El tiquete para visitar los templos se adquiere a la entrada de esa ciudad mágica y misteriosa. Se ofrecen para un  día o para una semana, lo cual permite en ese caso, conocer con más detalle el lugar. Es obligación portarlo siempre. Las autoridades que cuidan los templos lo solicitan al ingreso.

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