apital de la prefectura de Ishikawa, hasta 2014 Kanazawa no estaba conectada por las líneas de tren Shinkansen (los rapidísimos trenes que conectan el país) así que es un destino relativamente desconocido para los extranjeros que visitan Japón. A poco más de dos horas de la abrumadora Tokio , Kanazawa es la excusa perfecta para escapar de los itinerarios turísticos durante un par de días.
Castillo de Kanazawa
Fundado en 1583 por el clan Maeda, que gobernó la ciudad durante catorce generaciones. Su estructura ha ardido en varias ocasiones y ha sido la sede de una división del ejército imperial y de la universidad de Kanazawa. Lo que hoy se puede visitar se ha reconstruido siguiendo lo que se conoce del castillo de 1850. Dice la leyenda que las brillantes tejas blancas del techo están hechas de plomo porque en caso de asedio podían fundirse para hacer balas para los arcabuces.
Museo de Arte Contemporáneo del Siglo XXI
Abierto al público en 2004, su edificio ganó el premio de arquitectura de la bienal de Venecia. Redondo, con cinco puertas y completamente acristalado, casi transparente, parece una invitación a disfrutar del arte sin la pretenciosidad ni el artificio de otras instituciones. Todo empieza empieza en el jardín, abierto al público, con sus instalaciones interactivas. En el interior, uno de los programas de arte contemporáneo más interesantes de Japón.
Nagamachi, el barrio samurái
Los samurái eran una auténtica casta dedicada en cuerpo y alma a servir a su señor, el daimyo. Kanazawa era una de las ciudades más importantes de la época feudal y los samurái vivían en los alrededores del castillo, en Nagamachi, un barrio que todavía hoy conserva el espíritu de aquellos legendarios guerreros.
El jardín Kenroku
Los jardines enraízan con lo más hondo de la cultura japonesa y en ellos tiene lugar una de las ceremonias que define el carácter del país: la ceremonia del té. Kenroku-en es, probablemente, el jardín más bello de Japón. Y alberga dos casas de té, una de ellas abierta hoy día al público. Dando un paseo nos encontraremos con la fuente de presión natural más antigua de Japón y con la lámpara Kotoji, emblema de Kanazawa. Además, en invierno protegen de la nieve a sus famosos pinos karasaki usando cuerdas y postes de bambú, con una técnica llamada yukitsuri, que se ha convertido en una de las estampas icónicas del jardín.
Templo Myōryū-ji: el templo ninja
Aunque en realidad este templo budista no tiene ninguna relación con los ninja, su interior está repleto de trampas, de escondites, de falsas escaleras y de habitaciones ocultas. Fue construido por el clan Maeda en el siglo XVII como refugio en caso de algún ataque o conspiración y se dice que conecta directamente con el castillo a través de pasadizos secretos. Su visita es una experiencia diferente que puede pasar desapercibida frente al resto de atracciones de Kanazawa.
Los barrios de geishas
Las geishas son parte del misterio que atrae de Japón. Miles de turistas recorren las calles de los barrios hanamachi en Kyoto, en Tokyo y también en Kanazawa, que cuenta con tres zonas pequeñas pero muy bien conservadas. Disfrutar de la compañía de las geishas durante la cena es posible, si se dispone de suficiente dinero, en casas de té como Kaikaro. La mayoría de turistas se conforman con acecharlas cámara en mano y aprovechan para comprar souvenirs de pan de oro (el producto local por excelencia) o dulces típicos en alguna de sus tiendas.