Escapadas de última hora para este verano
¿Eres de dejarlo todo para última hora? ¿O aún te quedan días de vacaciones y te queda energía para unos cuantos kilómetros de más antes de volver al trabajo? Sea como sea… ¡Nunca es tarde! Y más cuando hablamos de viajes. Déjate llevar, mira vuelos y reserva alojamiento para dormir que nosotros nos encargamos de inspirarte.
Lago de Como
Milán es la ciudad de moda. Tras un recorrido por la ciudad, en el que no deben faltar la vista al Duomo y el Palazzo Reale, a la Galleria Vittorio Emmanuelle y a la iglesia de Santa Marie delle Grazie, donde se halla la «Última Cena» de Leonardo da Vinci, una ruta por el cercano lago de Como puede ser el contrapunto natural a esta escapada urbana. El lago de Como se halla a unos cincuenta kilómetros al norte de la capital lombarda. Para tener un primer contacto con su entorno maravilloso, lo mejor es embarcarse y dar una vuelta completa por el lago, uno de los más profundos de Europa. A su alrededor hay pequeñas y pintorescas localidades, entre las que destaca la amurallada Bellagio, y el encantador pueblo de Varenna con sus callejuelas estrechas y empedradas. Como telón de fondo las imponentes cimas de los Alpes y en materia gastronómica, solo una palabra, insuperable.
Tromsø y Cabo Norte
Con el verano, el sol de medianoche llega a las más septentrionales latitudes del planeta. Tromsø, en la costa de Noruega, es una de las ciudades ubicadas más al norte y un lugar ideal para contemplar y disfrutar del espectáculo de esa noche que nunca acaba de llegar. Con unos 60.000 habitantes, tiene una amplia oferta cultural y arquitectónica que se redondea con el edificio de Polaria, situado a cinco minutos del centro de la ciudad, que tiene la apariencia de enormes bloques de hielo que han chocado con la costa. Este edificio alberga un acuario y una gran pantalla en la que se proyectan imágenes de las auroras boreales. El Cabo Norte dista unos 550 kilómetros de Tromsø en un recorrido que depara vistas espectaculares. Contemplar el fenómeno del sol de medianoche en el punto más al norte de la Europa continental es algo único.
París y ruta por el Sena
Tras el reto que supone una visita a París, con su ingente cantidad de atracciones, museos y visitas de interés, se impone unos cuantos días de relax en un crucero por el Sena hasta la bella costa normanda. El barco zarpa de la capital y pasa por delante del barrio de arquitectura de vanguardia de La Defense. La tranquila corriente del Sena lleva hasta Versalles donde se impone una parada para visitar el complejo palaciego que Luis XIV mandó construir para su esplendoroso reinado. Durante la ruta van apareciendo maravillosos paisajes y poblaciones como Vernon, Andelys y Amfreville hasta llegar a Rouen con su catedral, los barrios históricos y la plaza del viejo mercado donde fue quemada Juana de Arco. El final de ruta es Honfleur, una preciosa localidad situada en la desembocadura del Sena desde donde se accede al Canal de la Mancha.
Ámsterdam y Bleemster
Aunque siempre apetece hacer una escapada a Ámsterdam, los amantes del mar y de las embarcaciones tienen su gran oportunidad en agosto, cuando se celebrará la Sail Amsterdam. Este evento, que reúne grandes veleros, barcos antiguos y modernos, tiene lugar una vez cada cinco años y va acompañado de un nutrido programa de espectáculos y conciertos. Tras el encuentro naviero, se puede optar por una ruta en bicicleta por los alrededores de Ámsterdam como la que recorre el pólder de Beemstera a través de grandes pastos rodeados de campos de bulbos, molinos y granjas. La experiencia no puede ser mejor, ya que es una zona magnífica para la observación de aves y además cuenta con cinco fortalezas que forman parte del Stelling van Amsterdam, la antigua línea defensiva de la ciudad. En las lindes de los pólders hay preciosos pueblos típicos, como De Rijp y Grootschermer, donde parar a comer y reponer fuerzas.
Edimburgo y la Ruta del Whisky
El verano dota a las tierras escocesas de una luz especial y de unas condiciones que la hacen irresistible. Edimburgo, pletórica en agosto con sus numerosos festivales, requiere un descanso y una excelente opción es hacer la famosa ruta del whisky de malta que atraviesa una de las regiones bellas del país. Speyside, situada en las Highlands (Tierras Altas), tiene como hilo vertebrador el río Spey en cuya orilla se alinean hasta cincuenta destilerías y algunas contundentes fortalezas medievales, como la de Dunottar. A través de esta ruta, el viajero conocerá los pormenores de la elaboración de esta bebida, así como la procedencia de su nombre, del gaélico «uisge beatha» (pronunciado ushka be-ha), que se traduce como «el agua de la vida». La ruta recala en localidades como Dufftown, que alberga nada menos que siete destilerías, y Elgin con una catedral del siglo XIII. Además es una muy buena oportunidad de catar el llamado néctar dorado y comprar algunas botellas.