Grandes Reportajes: Hay que ser muy zorro
Los astutos zorros conocen perfectamente todo lo que se esconde bajo la nieve que pisan sus patas
Y es que bajo el manto níveo que cubre la tierra el zorro sabe que existe una intrincada red de túneles por donde colonias de ratones y topillos circulan a sus anchas. No puede verlos, pero percibe sus movimientos. Gracias a una adaptación al medio perfeccionada por generaciones y generaciones de antepasados, el zorro ha aprendido a acechar pacientemente. Anda de forma sigilosa sobre la capa de nieve, intentando hacer el menor ruido posible. Si detecta un leve sonido, se detiene ipso facto.
Su cuerpo permanece petrificado mientras ladea la cabeza para captar con sus grandes orejas de dónde procede el runrún de los roedores, que pueden estar a más de un metro bajo el suelo. Cuando al fin está seguro de haber dado con la ubicación exacta de sus posibles presas, se desarrolla la siguiente secuencia: de un salto se sitúa en el aire para lanzarse literalmente de cabeza a la capa de nieve y cazar al instante a los desprevenidos animales. Tras el bocado, reposará envuelto en su anaranjado pelaje hasta que el hambre apriete de nuevo y se desperece para volver a echarse al monte. El zorro sabe que si todo va bien, la primavera llegará trayendo consigo un menú más generoso y variado.