Oceanos: Mediterráneo protegido
Parques nacionales y reservas naturales donde disfrutar de este mar tal y como era.
SA DRAGONERA
Cuando miran la puesta de sol, los habitantes y veraneantes de Andratx se encuentran primero con la alargada isla de Sa Dragonera, declarada parque natural junto a los islotes de Pantaleu, Mitjana y Calafats. Esta exquisitez natural es en realidad una prolongación de la sierra de Tramuntana separada de la isla de Mallorca por un brazo de mar, el canal del Freu. Las praderas de posidonia y los fondos de coral son un canto de sirena para los aficionados al snorkel, mientras que los visitantes que se acerquen a la oficina del parque instalada en el faro de Sa Dragonera (salen barcos a diario desde Sant Elm y Andratx) podrán andar en busca de la lagartija endémica de la isla o delhalcón marino o de Eleonor, que ha encontrado en estos acantilados un lugar de cría perfecto.
ISLAS COLUMBRETES (CASTELLÓN)
Alrededor de la Illa Grossa, un volcán medio hundido situado a 30 millas (56 km) de la costa de Castellón se congrega una increíble vida acuática que no ha parado de crecer desde su declaración como reserva natural en 1988. Langosta roja, meros y nacras viven a sus anchas en las oquedades de las paredes sumergidas, en los fondos de arena y piedras y entre las praderas de alga laminaria o del coral rojo. La Reserva de las Islas Columbretes incluye cuatro grupos insulares que pueden visitarse con salidas guiadas que zarpan desde Peñíscola, Castellón, Oropesa, Burriana o Alcossebre. Los barcos fondean en el antiguo cráter de la Illa Grossa para que los pasajeros desciendan a tierra y, en compañía de un guía, descubran la fauna (halcón de Eleonor, pardela cenicienta, la lagartija de las Columbretes) y la historia de la isla, visitadas hasta el siglo XIX solo por piratas y pescadores.
CABO DE PALOS E ISLAS HORMIGAS (MURCIA)
Es uno de los enclaves de buceo más espectaculares de España. Con fondos de más de 50 m, alberga corales, praderas de posidonia, barcos hundidos y centenares de especies de peces. La población de Cabo de Palos y Cartagena ofrecen todo tipo de opciones para disfrutar de este paisaje de alta mar, desde inmersiones guiadas a salidas en barco de una mañana.
CABO DE GATA (ALMERÍA)
La Reserva Marina de Cabo de Gata-Níjar se extiende frente a las playas de Carboneras y la punta de Gata. Las praderas de posidonia oceánica han hecho posible que la zona conserva toda su riqueza biológica, con abundancia de meros, lubinas, sargos o calamar, entre muchos otros peces y moluscos que después hallamos en las mesas de los restaurantes de la zona. Carboneras es uno de los enclaves que ofrecen salidas en velero para observar estos fantásticos fondos y, según la época, avistar delfines y ballenas en su viaje a través del Mediterráneo.
IBIZA Y FORMENTERA
La isla de Ibiza parece estirarse por el sur como tendiendo una mano de arena y roca que intentara alcanzar la costa de Formentera. En ese punto se localiza el parque natural de Ses Salines y la Reserva Marina dels Freus, una franja marina jalonada por los islotes de Porcs, Penjats, Espalmador i Castaví. La posidonia es la protagonista de este tramo submarino considerado el segundo mayor espacio marino protegido del Mediterráneo español.
En tierra firme, la reserva de Ses Salines de Eivissa permite pasear entre bosques de pinos y sabinas, o andar entre zonas de dunas y arbustos que bordean las playas y las lagunas. Los aficionados a la ornitología podrán identificar hasta 210 especies de aves; quienes prefieran mirar al suelo, pueden buscar a la pequeña lagartija autóctona.
ISLA DE TABARCA
El puerto de Santa Pola tiene vistas a uno de los paraísos naturales menos conocidos del Mediterráneo: la isla de Tabarca y los islotes La Cantera, La Galera y la Nao. El archipiélago fue declarado reserva marina en 1986 por la excelente conservación de sus fondos de posidonia y la biodiversidad que albergan. Antiguo refugio de piratas berberiscos, Carlos III ordenó en el siglo XVIII fortificarla y poblarla con familias de pescadores de Génova que habían sido liberados de la ciudad tunecina de Tabarka. El enclave es hoy un conjunto histórico encantador, repleto de casas blancas y restaurantes que sirven sabrosos platos de pescado fresco.