Curiosidades: Un recorrido por Islandia
La isla de hielo, fuego y agua invita a adentrarse en un mundo donde la naturaleza es la protagonista
La Ring Road o Ruta 1 de Islandia (Hringvegur), la carretera que circunvala la isla a lo largo de mil trescientos kilómetros, puede recorrerse fácilmente en unos diez días, durante los cuales se podrá admirar la belleza de un país ubicado entre Europa y América y que, gracias a su aislamiento, mantiene su carácter natural y salvaje. Partiendo desde Reikiavik, la pulcra y pequeña capital de Islandia en la península de Reykjanes, suele rodearse la isla en el sentido inverso al de las agujas del reloj, puesto que una de las principales atracciones de la ruta, el Parque Nacional de Thingvellir, se halla cincuenta kilómetros hacia el este. Aquí es donde la parte más elevada de la gran cordillera submarina que separa América y Europa aflora de las aguas. En esa grieta, que se ensancha unos 2,5 cm al año, se empezaron a celebrar en el año 930 las reuniones del Althingi, el primer parlamento del mundo y el órgano legislativo y judicial de Islandia hasta el siglo XIII. El lugar, surcado por un río, no solo tiene importancia histórica, sino que con sus vistas sobre los volcanes nevados y el lago Thingvallavatn es uno de los más bellos paisajes de Islandia.
A pocos kilómetros se encuentra el valle de Geysir, del cual proviene la palabra géiser, que definió este tipo de fuente termal explosiva. Aunque sigue activo, el Gran Geysir no es tan regular como antaño, cuando lanzaba el agua hirviendo a 80 metros de altura, en parte debido al jabón que se le arrojaba para facilitar su erupción ante los turistas. Pero cada pocos minutos el cercano Strokkur, otro de los ocho géiseres del enclave, eleva el agua hirviendo hasta 20 metros.
Siguiendo la carretera, en diez minutos se llega a la espectacular cascada de Gullfoss. El agua fundida de los glaciares y la lluvia, frecuente en el sur de la isla, convierten a Islandia en una tierra donde el agua mana en abundancia. Entre las múltiples cascadas que los ríos crean al saltar entre la lava, la de Gullfoss (Cascada Dorada) es una de las más impresionantes. Siguiendo la Ruta 1 hacia el este, en hora y media se llega a la bonita cascada de Skógafoss, una amplia cortina de agua de 60 metros de caída.
Poco antes de llegar a la ciudad de Vík y Mýrdal merece la pena visitar la pequeña península de Dyrhólaey, en el sur de la isla. En los acantilados junto al mar habita una colonia de frailecillos, una de las especies de aves marinas más llamativas de Islandia. Desde lo alto de Dyrhólaey se aprecian los tres farallones de Reynisdrangar, alineados junto a la costa y visibles también desde la playa de arena negra de Vík. Los habitantes del lugar los asocian a una leyenda antigua: un par de trolls intentaron hacer naufragar a un barco de tres palos, pero el sol naciente les sorprendió en la fechoría y los convirtió en roca, tanto a ellos como al barco.
El siguiente punto de interés es el glaciar Vatnajökull, el mayor de Europa, visible desde la carretera. Puede conocerse a través de los senderos que bordean algunas de sus lenguas –el Parque Nacional Skaftafell es el punto de partida clásico–, o bien con motos de nieve que permiten adentrarse en su blanca inmensidad. En Jökulsarlón, otro punto ineludible del recorrido, una de las lenguas termina en un lago, donde el hielo se cuartea en icebergs azulados que flotan mientras se derriten. Los mayores son arrastrados por la corriente hasta el mar.
La Cascada Dorada
En Gullfoss, el río Hvítá («blanco») se precipita en una grieta de 32 metros de profundidad. Por su cercanía al Parque Nacional de Thingvellir y a la zona de los géiseres, Gullfoss constituye una de las excursiones más clásicas desde Reikiavik.
El géiser de Strokkur
Sus chorros de agua hirviendo se elevan entre 15 y 20 metros y tardan entre 4 y 8 minutos en repetirse. El enclave se halla a 100 km de Reikiavik.
Vatnajökull
El mayor glaciar de Europa es tan grande como la Comunidad de Madrid y tiene 400 metros de espesor medio.
Costa de VÍk
Los agujas de basalto de Reynisdrangar –vistas desde el acantilado de Dyrhólaey– resisten el embate del mar.
Vida y paisaje
De arriba abajo, casas tradicionales con techo de turba en el museo de Pjodveldisbaer; colonia de frailecillos cerca de Vík; y el puerto de Húsavík, del que parten las embarcaciones para avistar ballenas.
Lago Myvatn
Por su buen clima y su escasa profundidad es el hogar de 70 especies de aves.
Laguna Azul
Las aguas de Bláa Lónid se extraen a gran profundidad para proporcionar energía y calefacción a Grindavik y Reikiavik. Enfriadas después a 40 °C, alimentan este famoso balneario al aire libre. El color turquesa lo proporcionan unas microalgas. Son muy útiles en la psoriasis.
El mejor viaje
1 Reikiavik. La tranquila capital acoge a la mitad de los habitantes del país.
2 Geysir. Los géiseres del valle de Haukadalur han alcanzado fama mundial.
3 Skakftafell. Este enclave ofrece el principal acceso para caminar en torno al gran glaciar Vatnajökull.
4 Myvatn. Un bello lago junto a la activa caldera volcánica del Krafla.